25.10.05

QUERIDO ABUELO

Hace un año y 7 meses que me faltas. Creo que esta noche has venido a verme, por segunda vez en todo este tiempo, lo cual en parte te agradezco, porque me abrazas como nadie ha vuelto a hacer desde entonces, pero es muy duro despertar aún confortablemente instalada entre tus brazos y que la realidad me abofetee con sorna arrebatándote de mi lado ..... el desasosiego es brutal, porque se me habían olvidado tus ojos grises mirándome, el silencio que me arropaba amorosamente sin darse prisa. Y esto es terrible para alguien que no cree en tu Dios, ni en tus santos, ni en tu cielo, la verdad. Porque me despierto pensando que realmente has estado conmigo, te he sentido, de eso no tengo ninguna duda, y a lo mejor vienes por eso precisamente, para intentar convencerme de que estás en ese cielo del que me hablabas inútilmente. Supongo que esta misma noche será pronto, pero seguro que en dos o tres noches más, ya no pensaré así, ya volveré a ser yo, y a tener claro que no existe ese cielo ni ese Dios tuyo con el que tanto me cabreabas, en definitiva, a dormir tranquila. Pero, oye, si en verdad existe, has de decirle que siga enviándote a visitarme por las noches, que es la única forma de hacerme dudar.
Te quiero, sí, te sigo queriendo. No oías a mi voz diciéndote “te quiero” ¿verdad? Pero sí oías a mi corazón gritarlo, y no te importaba que mis tequieros no fueran sonoros, tú me decías que me que querías a menudo, además de con tu sonrisa, tus abrazos, y tus ojos, con palabras y bien alto. No esperabas respuesta, porque era amor del bueno, no la necesitabas. Creo que cuando comenzaste a escucharlo en mis labios se encendió una alerta en tu alma, sabías que algo ya no iba bien, que igual quedaba menos para la despedida, y aún así, te alegrabas tanto cuando te lo decía, no te importaba el precio que sabías que tenían aquellas palabras ...... Sigo hablando de ti a veces en presente, fíjate, como si no te hubieras ido a ninguna parte. Y van dos veces, dos, que sueño que me abrazas como sólo tú lo hacías, despertándome sobresaltada y con mal cuerpo, ya ves, porque es tan real tu calor que me duele sentir la ausencia cuando estoy despierta y saber que nunca más lo harás fuera de ese sueño. Egoístamente hubiera deseado que no te hubieras ido, porque con todas las cosas que han sucedido desde entonces, me hubieran venido tan bien tu sonrisa, tu abrazo, tus palabras ..... aunque sé que para ti hubiera sido muy doloroso vivirlas. Pero me has hecho tanta falta que ni yo misma puedo creérmelo, que a pesar de que te habías ido encogiendo poco a poco, de que ya tu cabeza era sólo un recuerdo de quien eras, me hubiera venido muy bien tu compañía cuando en tan sólo seis meses el corazón se me rompió en mil pedazos imposibles de recoger, porque tu ternura hubiera sido un bálsamo perfecto para rellenar huecos, abuelo. No hubiera sido necesaria la medicina y su química, tú hubieras sido el mejor de los orfidales, o la mejor de las valerianas. Hubieras sido padre cuando el mío me abandonó, hubieras sido todo amor cuando quien era mi amor dejó de dárseme, incluso hubieras sido amigo cuando descubrí quiénes no lo eran ..... Pero no estabas, porque tú desaparición fue otra de las tragedias de ese tiempo maldito, fuiste el primero de los tres hombres de mi vida en irte de ella, pero al único al que sigo amando.
Tengo que repetirme las palabras que te dijimos en tu despedida, para creérmelas yo, porque en realidad, no es verdad que dejes buenos recuerdos, no, dejas vacíos que no se pueden hacer desaparecer, y a medida que pasan los días, no se hacen más pequeños como creíamos. Simplemente aprendemos a vivir sin ti, y no es fácil. Y pensar que tú te creías ya un viejo chocho sin nada que aportar a nuestras vidas......
No soy creyente, y eso te traía de cabeza, pero sé, o tengo que creer, que estás en algún sitio, con tus hermanos, y que las escasas fuerzas que he conseguido tener desde entonces, que la bravura que me ha hecho subir de los embarrados lodos en que me hundí irremediablemente, que la amiga que cuidó mi alma herida, me las envíaste tú.
Nuevamente te diré lo que aquel 7 de marzo, porque deseo fervientemente, con la misma fe ciega que tienes tú en tu Dios, que seas feliz, allá donde estés:

"Querido abuelo, no sabes lo que yo daría por poder iluminar tu camino, por ayudarte en este tránsito como tú me ayudaste a mí en este mundo.
De haber sabido que tu tierno abrazo me sostendría, no hubiera tardado tanto en nacer
Tal vez ahora se presenta tu futuro oscuro y confuso, pero no te preocupes, estoy segura de que allá donde vas, alguien te espera como tú me esperabas a mí
No me cabe duda de que hay unos ojos que se mueren por verte, así que marcha en paz. Aquí sólo dejas buenos recuerdos.
Que las palabras te acompañen, que las voces de todos aquellos que te conocieron resuenen en el espacio. Que te abran camino.
Que sean ellas las voceras, las mediadoras, las que hablen de ti, las que anuncien la llegada del abuelo amoroso, del contador de historias, del de la carita sonriente
"

COMO NO SÉ PONER MÚSICAS AQUÍ (PIDO AYUDA YA QUE ESTOY ;)) PUES COLGARÉ LA LETRA DE TU CANCIÓN:
HISTORIA DE UN SUEÑO

Perdona que entre sin llamar,no es esta la hora y menos el lugar.
Tenía que contarte que en el cielo no se está tan mal.
Mañana ni te acordarás," tan sólo fue un sueño" te repetirás.
Y en forma de respuesta pasará una estrella fugaz.
Y cuando me marche estará mi vida en la tierra en paz.
Yo sólo quería despedirme, darte un beso y verte una vez más...
Promete que serás feliz,te ponías tan guapa al reír.y así, sólo así,quiero recordarte.
Así, como antes,así, adelante, así, vida mía, mejor será así.

Ahora debes descansar,deja que te arrope como años atrás.
¿ Te acuerdas cuando entonces te cantaba antes de ir a acostar?
Tan sólo me dejan venir dentro de tus sueños para verte a ti.
Y es que aquella triste noche no te di ni un adios al partir.
Y cuando me marche estará mi vida en la tierra en paz.
Yo sólo quería despedirme, darte un beso y verte una vez más...
Promete que serás feliz,te ponías tan guapa al reír.
y así, sólo así,quiero recordarte.Así, como antes, así, adelante, así, vida mía,
ahora te toca a ti, sólo a ti, seguir nuestro viaje.
Se está haciendo tarde,tendré que marcharme.
En unos segundos vas a despertar...
LA OREJA DE VAN GOGH

¿Sabes? Siempre pedías sonrisas, y yo, sólo tengo que pensar en tí para que se me cuelgue de los labios una sonrisa, quizás porque siempre te recuerdo sonriendo.
©Glauka-2005 Querido abuelo

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11.10.05

REGRESO

GRILLOS (Café del Mar, volumen 4)
http://www2.hmv.co.uk/hmvweb/displayProductDetails.do?ctx=281;1;-1;-1&sku=869956

Y la provocaste. Justo en el momento en que la Vida estaba despertando de ese largo letargo en que ella la había ahogado en su interior. La Vida estaba ganando la batalla, tímida pero decidida, estaba asomando la cabeza entre sus labios cuando sonreía, iluminando sus ojos de pronto, sin previo aviso.
Y vas tú y la provocas, le dices justo lo que antes encendía su mala leche, haciendo que se revuelva algo dentro de ella y, dando coletazos, la rabia te escribe usando su dirección de correo.
Y sin saber muy bien cómo, aprovechando tu presencia en su buzón y en sus chats, la Vida va vistiéndola de nuevo con su cola, con cada sonrisa que le arrancan tus palabras escritas, ella le teje una hilera más de escamas alrededor de sus piernas, en cada grieta que tu ingenio abre en su costra, entra ella y va, poco a poco, ocupando su cabeza, adueñándose de su mente de nuevo, haciendo de ella una sirena otra vez.
Ni siquiera fuiste Tú, fue la Vida que quería gobernarla nuevamente y deseaba volver a salir a borbotones por su boca, por sus manos, por su piel. La Vida te utilizó para encender en ella de nuevo la pasión de una carcajada y que la adrenalina volviera a recorrerla entera sin darle tregua.
No había muerto, no, sólo estaba dormida, profunda y intensamente dormida. Pero con la misma intensidad Tú te aliaste con la Vida, y entre los dos, jugásteis a enredar su cabellos y tejísteis mano a mano una red de suspiros, besos y caricias, que la enredara, pero dejando siempre espacio suficiente para que pudiera huir cuando ella quisiera.
Volvió de pronto el deseo a clavarse en su vientre y la pilló por sorpresa, ya casi no recordaba a qué sabía la Vida cuando se desea. Asique tembló. Tembló muchos días, muchas noches también. Y fue estupendo tener miedo, y perder el sueño como cuando de niña casi, descubría las miradas deseosas en los pescadores por primera vez. Y fue bueno incluso asustarse, porque recordó que el miedo es también un sentimiento noble.
Y Tú, dirigido por la Vida, estuviste de quitarse el sombrero, mi querido amigo. Jugaste, bailaste, sonreíste, dudaste, miraste, escribiste, temblaste, hablaste, mimaste, besaste, acariciaste, reíste, suspiraste, gritaste, abrazaste, deseaste, desvestiste, sedujiste, creciste, gobernaste, obedeciste, ..... y jugaste, jugaste y jugaste. Justo cuando hacía falta. Por eso, por todo eso, fue que conseguiste que ella se desperezara, mostrase su hermosa cola de mar en todo su esplendor y, si bien asustada y temblorosa, luciera con orgullo la Vida que la estaba tomando por asalto, esta vez, de forma definitiva. Y su piel ardió de nuevo, quemando cada trozo de hielo en que el mar había visto convertidas sus caricias, y deseó casi como la primera vez, sentirse mujer en vez de sirena.
Porque la Vida había decidido que Tú serías quien la hiciera regresar. Y regresó. Para quedarse.
©Glauka- 2005 Regreso

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7.10.05

La Insoportable levedad del ser (Milán Kundera)

"Entre el miedo y el deseo por las mujeres no tenía más remedio que buscar una especie de compromiso; lo denominaba "amistad erótica". A sus amantes les decía: sólo una relación no sentimental, en la que uno no reivindique la vida y la libertad del otro, puede hacer felices a los dos.Querí­a tener la seguridad de que la amistad erótica nunca llegarí­a a convertirse en la agresividad del amor, y por eso mantenía largas pausas entre los encuentros con cada una de sus amantes. Estaba convencido de que éste era un método perfecto y lo propagaba entre sus amigos: "Hay que mantener la regla del número tres. Es posible ver a una mujer varias veces seguidas, pero en tal caso no más de tres veces. También es posible mantener una relación durante años, pero con la condición de que entre cada encuentro pasen al menos tres semanas".

" Sintió en su boca el suave olor de la fiebre y lo aspiro como si quisiera llenarse de las intimidades de su cuerpo. Y en ese momento se imaginó que ya llevaba muchos años en su casa y que se estaba muriendo. De pronto tuvo la clara sensación que no podría sobrevivir a la muerte de ella. Se acostaría a su lado y querría morir con ella. Conmovido por esa imagen hundió en ese momento la cara en la almohada junto a la cabeza de ella y permaneció así durante mucho tiempo.... ....Y le dio pena que en una situación como aquella, en la que un hombre de verdad sería capaz de tomar inmediatamente una decisión, él dudase, privando así de su significado al momento mas hermoso que había vivido jamás (estaba arrodillado junto a su cama y pensaba que no podría sobrevivir a su muerte). Se enfadó consigo mismo, pero luego se le ocurrió que en realidad era bastante natural que no supiera que quería: El hombre nunca puede saber que debe querer, porque vive solo una vida y no tiene modo de compararla con sus vidas precedentes ni de enmendarla en sus vidas posteriores. No existe posibilidad alguna de comprobar cual de las decisiones es la mejor, porque no existe comparación alguna. El hombre lo vive todo a la primera y sin preparación. Como si un actor representase su obra sin ningún tipo de ensayo. Pero que valor puede tener la vida si el primer ensayo para vivir es ya la vida misma? Por eso la vida parece un boceto. Pero ni un boceto es la palabra precisa, porque un boceto es siempre un borrador de algo, la preparación para un cuadro, mientras que el boceto que es nuestra vida es un boceto para nada, un borrador sin cuadro."

""Einmal ist keinmal". Lo que solo ocurre una vez es como si no ocurriera nunca. Si el hombre solo puede vivir una vida es como si no viviera en absoluto."
"Si cada uno de los instantes de nuestra vida se va a repetir infinitas veces, estamos clavados a la eternidad como jesucristo a la cruz. La imagen es terrible. En el mundo del eterno retorno descansa sobre cada gesto el peso de una insoportable responsabilidad. Ese es el motivo por el cual Nietzsche llamó a la idea del eterno retorno la carga más pesada (das schwerste Gewicht). Pero si el eterno retorno es la carga más pesada, entonces nuestras vidas pueden aparecer, sobre ese telón de fondo, en toda su maravillosa levedad."

"¿Pero es de verdad terrible el peso y maravillosa la levedad?"

"La carga más pesada nos destroza, somos derribados por ella, nos aplasta contra la tierra. Pero en la poesía amatoria de todas las épocas la mujer desea cargar con el peso del cuerpo del hombre. La carga más pesada es por lo tanto, a la vez, la imagen de la más intensa plenitud de la vida. Cuanto más pesada sea la carga, más a ras de tierra estará nuestra vida, más real y verdadera será. Por el contrario, la ausencia absoluta de carga hace que el hombre se vuelva más ligero que el aire, vuele hacia lo alto, se distancie de la tierra, de su ser terreno, que sea real sólo a medias y sus movimientos sean tan libres como insignificantes."
"Entonces, ¿qué hemos de elegir? ¿El peso o la levedad?"
"Este fue el interrogante que se planteó Parménides en el siglo sexto antes de Cristo. A su juicio todo el mundo estaba dividido en principios contradictorios: luz-oscuridad; sutil-tosco; calor-frío; ser-no ser. Uno de los polos de la contradicción era, según él, positivo (la luz, el calor, lo fino, el ser), el otro negativo. Semejante división entre polos positivos y negativos puede parecernos puerilmente simple. Con una excepción: ¿qué es lo positivo, el peso o la levedad? Parménides respondió: la levedad es positiva, el peso es negativo. ¿Tenía razón o no? Es una incógnita. Sólo una cosa es segura: la contradicción entre peso y levedad es la más misteriosa y equívoca de todas las contradicciones."

"Todos consideramos impensable que el amor de nuestra vida pueda ser algo leve, sin peso; creemos que nuestro amor es algo que tenía que ser; que sin él nues­tra vida no sería nuestra vida. Nos parece que el pro­pio huraño Beethoven, con su terrible melena, toca para nuestro gran amor su «es muss sein!».

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