31.12.05

NOCHEVIEJA, CAMBIANDO RITUALES


Todas las nocheviejas de mi vida las he pasado junto a tí. Ya, ya sé que apareciste cuando tenía diecinueve años, pero mi vida empezó a ser mía a esa edad, cuando te conocí. Todos los años lo último que hacíamos y lo primero que hacíamos, todos y cada uno de los años, era sumergirnos uno en el otro a través de los ojos.

Cenábamos en tu casa, solos, tú y yo. Era una noche especial, nuestra, empezar y terminar juntos, empezar y terminar solos. Porque así es posible que nos sintiéramos frente al mundo: juntos y solos. Unas veces llevábamos túpers con comida de mi casa y comprábamos cuatro langostinos tigre (pocos pero decentes, pobres pero honraos) cuando la economía no daba para más, otras me sorprendías con un festival de marisco y “champán” del bueno, unas veces era en la habitación de un viejo piso compartido, otras en la friísima buhardilla que habías conseguido alquilar sin compartir, sólo para nosotros … siempre juntos, siempre solos.

Después íbamos a una fiesta de esas multitudinarias, con los amigos, cuando éramos unos críos, pero el fin de año, el comienzo del año, siempre era privado, nuestro nada más. Más tarde, cuando cenábamos ya con amigos, encontrábamos el hueco para seguir el ritual de estar juntos y solos en el último segundo del año, en el primer segundo del año, me mirabas, me amaban tanto tus ojos, te amaban tanto los míos, no había nadie más que tú y que yo, te lo aseguro.

Siempre recordaré con especial cariño la del 92/93 … no te rías, fue genial. Me quitaste el precioso traje de fiesta con el que salimos de casa de mis abuelos nada más llegar a aquella fría habitación que llevabas caldeando dos horas por lo menos, y estuvimos haciendo el amor hasta que se acabó el año … Dios! Aquello fue una locura! Te hiciste de rogar, vaya que si te lo hiciste, querías que estuviera hambrienta, muerta de deseo y de ansiedad y estallara justo con el último segundo del año y con el primer segundo del año …. Fue brutal, doblé mi cintura para acercarme a ti cuando se quebraba el brillo de tus ojos a mi alrededor, porque también nos miramos a los ojos ese año, y así, cegada por tu deseo, con tus costados entre mis piernas, tu manos sobre mi piel y totalmente poseída y poseedora empecé el año …. y juro que jamás he visto ni sentido tanto amor, nunca he sabido que me amaban tan del todo y nunca he sabido que amaba tan del todo … creo que eso va a ser difícil superarlo, la verdad.

El año pasado también estuviste a mi lado. Justo con la primera campanada sonó el móvil y yo supe que eras tú antes de leerte. Tenía la certeza de que una costumbre de quince años no se olvida por tres meses de separación. Ya, ya sé que tienes muy mala memoria, terriblemente mala, pero qué quieres, he comprobado que todo lo que tiene que ver conmigo lo recuerdas perfectamente. Por eso el año pasado no hubo cena de nochevieja en mi casa, porque temía tu llamada, y les robé el poco sentimiento de fiesta que le quedaba a mi esquilmada familia. Por eso estuve hasta las doce menos cuarto de la noche metida en la cama, a oscuras, porque no quería saber que me mirarías a los ojos también esa nochevieja, aunque no estuvieras conmigo, aunque ya no nos amáramos. Finalmente hice un intento de recuperar algo de la noche para mi hermana y mi madre, salí de la cama, abrí una botella de Moet Chandon, coloqué en el fondo de tres copas algo de oro por aquello de la buena suerte, y, con el mayor de los esfuerzos, intenté cambiar el significado de una fecha. Fue inútil porque tú me escribiste durante los últimos segundos del año y yo te leí en los primeros segundos del año. Con la primera campanada sonando en el televisor, llegaste tú a mi móvil, y ya no hubo uvas, sólo lágrimas mientras te leía, pese a no querer llorar, pese a no querer leerte. De nuevo estuvimos juntos, de nuevo estuvimos solos, pero esta vez, más solos que nunca, porque nadie entendería esa soledad compartida por dos que han dejado de amarse.

Temo que vuelvas a aparecer, aunque algo me dice que este año no lo harás. No quiero pensar en tí esta nochevieja, por favor, no me llames, no me escribas, necesito cambiar mis costumbres. Este año cenaré, sí, sin tí. Y creo que voy incluso a reírme. Quiero borrarte de mis nocheviejas, dejar de asociar esa fecha tan señalada a ti. No voy a pensar en ti, me niego rotundamente a que me estropeéis, tú y los recuerdos, las fechas señaladas del calendario de aquí a la eternidad. Esta nochevieja, durante las campanadas, pensaré en quienes me han regalado sonrisas e ilusión este año, en quienes han acariciado mi alma con dulzura, en quienes iluminaron mis mañanas, que tengo mal despertar, ya lo sabes ... asique no podrás ser tú. Por favor, no quiero que te acuerdes de mí, no quiero que me obligues a mantener la costumbre, no quiero que me impidas disfrutar de la entrada en un nuevo año limpia de toda huella de ti. Ni el primer beso, ni la primera mirada ni tan siquiera el primer pensamiento serán para tí este año. Porque así quiero entrar en el próximo año: libre.

©Glauka-2005 Nochevieja, cambiando rituales

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30.12.05

EN EL OLVIDO

No quiero tener de nuevo cuatro años.
Yo no.
Sufrían los huesos chicos
porque sabían más
y entendían menos.
Mirar perdido y triste
que recuerdo adulto
en un casi bebé.
No fluye olor a muñecas,
talcos, flores, colores en los lápices
o pajaritas de papel.

Nunca más seis años.
Renegaba entonces y reniego ahora.
Congoja de cuadros
en el mandilón
y uniforme de angustia color.
Al repartir en el patio
la felicidad de plátano, fresa y limón,
la monja dijo: “Tú no”.
Y yo no,
no quiero recordar.

Se acabaron los doce por siempre,
Gracias al sol.
Sueños de hierba fresca
resecaban en el papel,
susurraban los pensamientos
en el alma solo.
Hablar mucho, sí, hablar
y hablar,
pero nunca contar su verdad,
nunca existir para nadie más.

Olvidarla, quiero olvidarla,
pobrecila,
todos la olvidaban entonces,
sólo la sonreía yo,
y también yo ahora
la quiero olvidar.
Y es dolía aquella niña no añorada, creo que aún duele.

Adiós pequeña.
Sí, yo también te abandono,
perdóname, pero quiero ser feliz.
Andarás vagando sola,
Ya lo sé,
y un día picarás en mi almohada
o en mi soledad,
tal vez entonces
te deje entrar.
Adiós mi vida,
no llores corazón,
tampoco el mío va a llorar,
ya lo verás.

¡Mira la feria!
Sube en un hermoso caballo
y verás todo girar.
No llores por favor,
yo
Siempre
Te querré.

Glauka

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29.12.05

DESCIFRANDO LA VIDA


"A pesar de mi escepticismo me ha quedado algo de superstición. Por ejemplo esta extraña convicción de que todas las historias que en la vida ocurren tienen además un sentido, significan algo. Que la vida, con su propia historia dice algo sobre sí misma, que nos devela gradualmente alguno de sus secretos, que está ante nosotros como un acertijo que es necesario resolver. Que las historias que en nuestra vida vivimos son la mitología de esa vida, y que en esa mitología está la clave de la verdad y del secreto. Que es una ficción? Es posible, es incluso probable, pero no soy capaz de librarme de esta necesidad de descifrar permanentemente mi propia vida. "

La broma. Milán Kundera

26.12.05

INSTANTES

Los instantes vuelan y se escapan,
descalzos para no hacer ruido,
y cuando les miro
ya no son.
Nacen entonces otros distintos
que se ríen de lo que yo he mirado
a veces,
otras, se reconcilian con ellos en un abrazo.
blanco, con gusto a gloria,
o rojo con sabor a dardo.
Fluyen como un largo camino,
de cuando en cuando, tiritante y oscuro,
o enredados con los pensamientos
que cuelgan de mis cabellos.
O rotos, cuando mi conciencia enemiga
se carcajea de uno de ellos,
y le da al recién nacido instante
un cierto olor a antídoto.
Camino entre ellos,
respiro entre ellos,
aunque quizás esté en ellos.
puede que no sea así, que sus imágenes
sean la mía y sea yo la que,
a veces malévolamente en rojo
o vacilantemente en blanco,
les de el sabor y la duración
que quiera.
Tal vez los entierre yo en la luna
porque quiera inventar más instantes,
porque disfrute con el riesgo
de no conocer otro final.
Quizás, sólo quizás,
todos estén vivos, ahí, quietos, clavados
en el espacio,
y sea yo la que huya.
O sean todos transparentes, superpuestos unos en otros,
estén todos dentro de mí, y,
chapoteando en mi sangre,
viajen conmigo siempre.

Lo que no quiero creer, eso nunca,
es que viven un segundo, bostezan,
y después solamente están
muertos.

Glauka.

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24.12.05

NAVIDAD EN LA PROFUNDIDAD DE LOS MARES


Le he ofrecido un trato al dios Neptuno: yo acepto esta navidad, la disfruto incluso, visto mi casa de fiesta, a cambio de que no crezca esta melancolía. No le pido que me la quite, no, me basta con que no crezca. Por los tiempos en que fui diosa ... me recordó que ya una vez me había concedido un deseo el Sínodo de dioses, SENTIR, a cambio de la inmortalidad, y que esta melancolía no era más que fruto de aquel trueque.
Pero creo que si alguien más me apoya me lo concederá; tenia una sonrisa piadosa dibujada en su cara cuando me alejé resignada.
Por si acaso, cumpliré mi parte del trato, disfrutaré, no miraré las sillas vacías que ni tan siquiera pondré en mi mesa esta noche, y estoy en pleno montaje del árbol, a mi manera, pero en pleno montaje. Espero que os guste.
Creo que anestesiaré con alcohol ese SENTIR que hoy puede hacerme daño. Ten cuidado con lo que deseas, dicen por aquí en la tierra, puede hacerse realidad .... hoy mi mayor deseo puede ser mi mayor enemigo.

Glauka

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23.12.05

GUERREROS DE LA LUZ 2

El guerrero de la luz confía. Porque cree en milagros, los milagros empiezan a suceder. Porque está seguro de que su pensamiento puede cambiar su vida, su vida empieza a cambiar. Porque está convencido de que encontrará el amor, este amor aparece.
De vez en cuando se decepciona. A veces, recibe golpes. Entonces, escucha comentarios: "¡Qué ingenuo es!" Pero el guerrero sabe que vale la pena. Por cada derrota, tiene dos conquistas a su favor. Todos los que confían lo saben.

Un guerrero de la luz sabe que ciertos momentos se repiten. Con frecuencia se ve ante los mismos problemas y situaciones que ya había afrontado; entonces se deprime, pensando que es incapaz de progresar en la vida, ya que los momentos difíciles reaparecen. "¡Ya pasé por esto!", se queja él a su corazón.
"Realmente tú ya lo pasaste —responde el corazón—, pero nunca lo sobrepasaste". El guerrero entonces comprende que las experiencias repetidas tienen una única finalidad: enseñarle lo que no quiere aprender.

Paulo Coelho

22.12.05

SOLAMENTE LLORANDO

Húmedamente respiro,
balbuceo
con dolor en el pecho
tierno.
No, no lloro ¿o sí?
quizás duele
perderse en este laberinto
sin salida.
Sí, sí lloro ¿o no?
este vapor de lágrima
que quemaba antes de salir
es lo que respiro
y me ahoga.
¡Aire, sólo aire!
Me falta el aire.
Ardientemente me hundo
en un abismo,
ahogándome,
sintiéndome llorar,
arañando la noche sin uñas
entre negros ojos
ciegos.
Perdida, sola,
ahogándome
en un puño que aprieta,
y en una lágrima me encierra.
El silencio espeso
que no quiero escuchar,
grita,
vocea,
clava sus palabras lento
en mi cabeza.
Susurra soez
provocando mis lágrimas,
penosamente
desgarro el aire
buscando nada.
Es esta locura de llorar
lo que no quiero,
Y desespero
llorando inútil.
se ríe de mí, sí,
se ríe.
Y yo
lanzo mis lágrimas
entre sollozos
olvidados
en una noche
que se ríe.
Hundida me ahogo
con la desesperación asustada
de una carcajada,
porque la noche,
Sí, ella,
que me hizo llorar,
se ríe,
se ríe de mí,
Se ríe.
Glauka

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21.12.05

Un regalo de buena mañana: Dresco Dixit

¿Qué decía, Ulises, el canto de las sirenas que tu pobre astucia
no se atrevió a escuchar?
¿Qué fue de la armoniosa perfección
que tus naves esquivaron?
¿De qué sirvieron tus viajes, para qué las arenas de Troya,
la victoria a traición,
la embriaguez de Polifemo?
¿Para qué la gloria de los siglos, insensato,
si, hombre al fin, tuviste el milagro al alcance
de tu mano
más importante que la gloria
más efímero que la fama, y por esosólo por eso,
eterno..y te negaste, cobarde, a descifrarlo?
Pero las sirenas, Ulises, son eternas.
Otros son los que escuchan ahora nuestros cantos."

DRESCO DIXIT

Acaban de hacerme un precioso regalo, y con el consentimiento de quien regala, me lo pongo, me paseo con él puesto ante todos vosotros, hasta se me suben los humos y todo ... y empiezo el día con una sonrisa.
Y luego dice el niñato que tengo mala ostia!

20.12.05

QUIERO QUE ME AMES

Quiero que me ames
cuando mi cabeza llena de dudas me muestre insegura antes tus ojos,
cuando las ojeras y el pelo enmarañado se paseen ante ti todas las noches, mientras pongo mis pies hinchados sobre la mesa tras un duro día,
cuando te despierte el desagradable aliento guardado en mi boca durante toda la noche.

Quiero que me ames
cuando mis piernas a medio depilar desinflen tu deseo al acercarte a mí a media noche,
cuando me sorprendas vendiendo mis ideales por un plato de lentejas,
cuando conozcas todos los vericuetos de mi desaliño doméstico.

Quiero que me ames
cuando descubras que a veces se adueña de mí la mediocridad más absoluta,
cuando tirada en el sofá mientras jugueteo con un mechón de pelo sucio, te recuerde que debes bajar la basura,
cuando mis camisas y pantalones vayan usurpando el sitio de tus cosas desterrándolas a un rincón.

Quiero que me ames
cuando te sepas de memoria los trucos que maquillaron mis ojos y peinaron mi melena de aquello que tú calificaste como fascinación,
cuando no te sientas borracho ya con mis jadeos y gemidos porque te sean sobradamente conocidos,
cuando mi cotidianeidad desmonte todos los misterios que creíste un día insondables.

Yo quiero amarte así.

Amarte incluso cuando hayas olvidado que soy una sirena.

Glauka

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19.12.05

MUJERES, TRABAJADORES DE SEGUNDA (II)

Y es que hay un punto clave: la ASISTENCIA EN EL HOGAR.Seguimos con los últimos coletazos (eso espero al menos) de una rígida concepción social en la que el "macho-hombre-conseguidor de alimentos y protector de la familia" detenta el poder y la "hembra-mujer-paridora y criada para todo" ocupa el sector servicios, atendiendo a las necesidades tribales de limpieza, nutrición, educación infantil y sanidad (lo sé, la frase se las trae, pero la verdad es que me he quedado muy descansada). Todo ese trabajo que parece que no existía pero del que alguien tenía que ocuparse (las mujeres, ¿lo dudabais?). Es decir: asistencia social y sanitaria (cuidado de los niños, los enfermos, los ancianos); alimentación (ir al mercado, decidir los menús para el desayuno, la comida, la merienda y la cena, prepararlos y, encima, intentando ahorrar); intendencia (suministros indispensables en el hogar: lejía, lavavajillas y otros enseres de limpieza doméstica; jabón, dentífrico, colonia y demás para el aseo personal; sábanas, toallas, mantelerías y ropa varia para el hogar; zapatos y ropa de vestir para todos, etc., incluidas flores y otros elementos de decoración para hacer más agradable la vida de la familia); enseñanza (tablas, dictados, inglés); transporte público (lleva a los niños a la escuela, recógelos y empieza el periplo: clases de ballet, inglés, música, taekwondo; y, además, visitas al dentista, las vacunas, la revisión de la abuela...); y, naturalmente, ocio (parques temáticos, salidas al campo, la playa, la piscina) .... Si lo pensais bien, a veces son capaces de hacer todo esto en un solo día. A poco que se sepa de economía doméstica podremos hacer números fácilmente: Calculemos cuánto se ahorra la sociedad en atención a los niños, ancianos y enfermos, cuánto valen las horas y viajes de las clases extraescolares, la compra semanal, las visitas al médico, hacer un rato compañía a la abuela... Por no hablar de la cocina: recuperar la sana dieta mediterránea para estar todos bien alimentados no sólo implica tiempo para comprar y cocinar, sino que sería la mejor solución para que enfermedades tan importantes como la obesidad no disparen sus índices y, además de dañar la salud, graven las arcas del sistema sanitario público (cosa que sucederá dentro de pocos años si sigue la tendencia al alza). Así, calcula: ¿cuánto costaría remunerar el trabajo doméstico? El Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) decidió contarlo y el resultado fue, sólo en España, ¡¡¡541 millones de euros!!! (90 billones de pesetas)Por el contrario, si las mujeres se ocupan de todo ello, aunque sea a costa de abandonar el trabajo remunerado de «fuera» y volviéndose a casa, ¡lo que ahorraríamos en servicios sociales! Aunque, evidentemente, no es que se lo ahorre nadie, es que aún no se ha invertido en ello todo lo que sería necesario.Y entonces es cuando entran en juego los remordimientos por no cuidar de tus padres como debieras, incluso de tu suegra, que te recrimina A TI que pueda acabar en una residencia de ancianos porque trabajas fuera de casa .....su hijo es un hombre, no sabría hacerlo. Pero no se te ocurra separarte de él y reclamarle pensión eh?, que a cuento de qué? Se llega incluso a no comprender a las mujeres que se quedan en casa (yo de hecho no lo hago) por sus suegras, que si lo han hecho, pero no porque deseen que sean felices, no, por puritito egoísmo: su hijo no tiene porqué mantener a nadie. Eso sí: tú debes seguir haciéndote cargo de todo lo del hogar para que SU HIJO lo tenga absolutamente todo, porque, parece ser, su hijo es un inútil, o al menos, eso se deduce de los pensamientos de su madre.Hablando de los niños de hoy en día y los problemas que tienen de conducta social, etc, de lo que tanto se habla: ¿acaso los padres-hombres no tiene nada que decir al respecto? Porque parece que sea culpa de las madres unicamente, constantemente se las responsabiliza, porque claro, como anteponen sus deseos de realizarse trabajando fuera de casa, en lugar de quedarse encerrada en ella cuidando de sus retoños.... ¿acaso no sale el hombre y todos lo ven normal?? No es él también padre? Alguna responsabilidad tendrá, digo yo. Quisiera saber porque diablos algunos consideran que, por algo sin mérito alguno como es nacer hombre, ya que no hay participación de la voluntad en ello, que tienen la verdad entre sus manos (o entre sus piernas?) y SABEN que yo lo que quiero es cuidar de mis hijos. Parece ser que los deseos de realizarme profesionalmente, todos los sueños de progreso personal, todas las horas dedicadas a mi trabajo, la necesidad de obtener resultados a nivel laboral... son en realidad espejismos, ... el hombre más inútil de la tierra estará capacitado para indicarme cual es mi lugar, y aclararme las ideas, que parece que las tengo algo confusas: eso son cosas de hombres.

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16.12.05

GUERREROS DE LA LUZ 1

Los guerreros de la luz se reconocen por la mirada. Están en el mundo, forman parte del mundo, y al mundo fueron enviados sin alforja ni sandalias. Muchas veces son cobardes. No siempre actúan acertadamente.Los guerreros de la luz sufren por tonterías, se preocupan por cosas mezquinas, se juzgan incapaces de crecer.
Los guerreros de la luz de ven en cuando se consideran indignos de cualquier bendición o milagro.Los guerreros de la luz con frecuencia se preguntan qué están haciendo aquí. Muchas veces piensan que su vida no tiene sentido.
Por eso son guerreros de la luz. Porque se equivocan. Porque preguntan. Porque continúan buscando un sentido. Y terminan encontrándolo.

Paulo Coelho

14.12.05

MUJERES TRABAJADORES DE SEGUNDA (I)

En la sociedad actual, ciertamente las mujeres han mejorado notablemente su situación o posición; ahora tiene derecho a voto, a un trabajo remunerado .... pero sigue teniendo que asumir todas las funciones de "asistencia social" en su hogar, si es que quiere tener uno, y le cuesta infinitamente más alcanzar determinados puestos laborales que a un hombre. En el mundo empresarial dificilmente consigue un cargo de cierto categoría en las estructuras de poder. Existen múltiples y variadas justificaciones por parte de la empresa: desde el machista "una mujer no está capacitada para ello", hasta el más sofisticado y cruel "no te conviene, porque seguro que tú deseas tiempo para tu familia y para ti misma", sin darte opción a que seas tú quien decida. También es cierto que pocas veces decidimos y nos quejamos. No quiero decir que no nos importe ver cómo pasan por delante nuestro compañeros con menos méritos o capacidades, pero pocas mujeres reaccionan a ello presentándose ante su jefe para pedirle explicaciones. Cuando la mujer, cansada de pedir a su manera lo que cree que le corresponde, toma una decisión (por ejemplo, despedirse), suele sorprender a todo el mundo, ya que nadie se imaginaba que no le gustase el trabajo o que esperase algo más.Cuando una mujer accede a un alto cargo es siempre noticia, como una rara avis, y siempre hay una nota que explica si está casada, si tiene hijos y se dedica o no activamente a su familia. Es decir, si accede al ámbito público debe estar en disposición de que se juzgue públicamente su vida privada para saber si es una mujer como tiene que ser. Sin embargo esto no sucede si el que accede alto cargo se llama Manolo o Federico.... a nadie le preocupa si llega a tiempo para dar las buenas noches a sus hijos, o si se encarga de llenar el frigorífico....es más, precisamente tras el ascenso hay muchas probabilidades de que su esposa ya no le satisfaga y encuentre consuelo en una hermosa muchacha que bien pudiera ser su hija, y todo el mundo lo comprende.¿Hemos de cambiar, pues, de táctica y negociar a la manera masculina? Muchas lo han hecho, y cuentan con toda nuestra incomprensión y una soterrada admiración. Hay mujeres que han masculinizado su vida y sus acciones, han aparcado su faceta femenina privada y se han dedicado a la vida profesional y pública. A algunas les ha gustado el cambio, y otras creen haber perdido en el camino cosas tan importantes como la crianza de los hijos o, incluso, el amor.Y las demás mujeres las admiramos, las odiamos y sentimos pena por ellas. Todo a la vez (¡es que somos muy sensibles!). Pero es cierto. Admiramos su valor para actuar como hombres en un mundo con valores masculinos: el del ámbito público. Odiamos su éxito porque hace aún más patente nuestro fracaso en ese ámbito, ya que nosotras desechamos esa opción o la tomamos sólo a medias (es decir, haciendo malabares con ambas). Y nos apena su vida porque consideramos que se han perdido todo un mundo más humano y reconfortante: la esfera privada.Lo cierto es que si querían triunfar en la vida pública no tenían otra opción. El trabajo, el tiempo productivo, pertenece al ámbito público, aquel donde se consigue el reconocimiento y donde reina el hombre. Ha sido tradicionalmente, y es, un ámbito donde priman la fuerza, la agresividad, la competitividad, la valentía, la firmeza, todos considerados valores masculinos. Frente a él, el ámbito privado, es decir, la casa y la familia, es un ámbito femenino con virtudes como el cariño, la entrega, la cooperación, la pasividad, la abnegación. El lugar de la mujer, nuestro ámbito. Cerrado, oculto, privado.Pese a que todos son valores y todos son positivos (y necesarios, a mi modo de ver), el ámbito público posee un reconocimiento social que no tiene el privado. Por tanto, si las mujeres queríamos tener ese reconocimiento, habíamos de forzar nuestra entrada en la esfera pública. Y eso hemos hecho y en ello seguimos.Es increíble cómo tus propios compañeros siguen asombrándose pasados los años de que seas capaz de sacar adelante una situación difícil, o una negociación dura, ¡Qué digo compañeros! Tus subordinados siguen cuestionando tu autoridad, pese a haber recibo reprimendas que, por venir de una fémina son aún más vergonzosas. Nadie le pregunta a un hombre de treinta y tantos si ya ha tenido hijos en una reunión profesional; sin embargo parece una pregunta de lo más inocente cuando se trata de una mujer, y digo que "parece" porque no lo es: se trata de situarte en posición de desventaja, hay que recordarte la esfera privada, porque así vuelves a lo tuyo (la casa, etc) y has bajado de pronto de categoría, porque seguro que en tu casa, los pantalones no los llevas tú, y ese es el papel en el que quieren que te veas. (Claro que siempre hay soluciones ingeniosas: a esta pregunta en una reunión muy importe con siete señores y una "señorita" (muá) contesté que no tenía hijos porque no podía tenerlos, era estéril, y de pronto la pelota estaba en su tejado: había sido un grosero y entrometido).En fín, que este tema da para mucho, amigos/as.

Glauka

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13.12.05

TE LO PEDÍ


Cambié los vapores de romero de la ducha por la canela que desprendían las velas en la habitación.
Frente a mí, tu espalda, mirando por la ventana, tú.
Y tu voz, tierna, dulce y firme, esa voz que desconozco y reconozco, me pidió que me tumbara, que tenía algo que dibujarme en la espalda, que habías entrado por mi ventana sólo para eso.
Así lo hice, así deseaba hacer. Desmayé temblorosa mi cuerpo sobre la cama, esperando impaciente tus manos en mi espalda, sobrecogiéndome el ruido atronador de mi corazón cuando, según lo anunciado, dibujaste sobre mi piel lo que querías decirme:
- Primero, que estabas nervioso, por eso mi corazón atronaba, y mi cabeza azoraba mi carne haciéndola temblar.
- Tras unos minutos, tus dedos me contaron que empezabas a relajarte, por eso mi cuello comenzó a aflojarse y los ojos se cerraron dejándose llevar.
- Después, que te gustaba mi calor, por eso mi espalda comenzó a pertenecerte más a ti que a mí, ávida de crecerse al encontrarse con tu calor.
- Justo entonces, dibujaste que estabas en tus dominios, por eso desaparecieron el miedo, la vergüenza y el pudor.
- Luego, que deseabas traspasar esa espalda y hundirte dentro de mí, por eso mi cuerpo quiso girarse y atarse a tu cintura.
Y por eso, mi voz habló: “Hazme el amor”.
“Así será” dijo tu voz “no te muevas”
Me hiciste con tus besos un traje a medida, mediste con tus manos, con tus labios, y tu lengua fue la aguja que enhebró el hilo de tu saliva por un cuerpo que vestías de desnudo. Disimuladamente pero firme, empujaban tus manos la sábana sustituyéndola tus labios y tu dedos, y no me sentí desvestida. Cada poro de mi piel te recibió hambriento, ansiando tu presencia todos al tiempo, sufriendo porque tu visita era de uno en uno, con calma, haciéndote esperar, celándose de ese tiempo de más dedicado al interior de las rodillas o de las muñecas, pataleando los poros del vientre y hasta las tripas, por los arrumacos que prodigabas en el cuello o en la nuca, ansiando desbocados los del interior de los muslos, porque jugabas entretenido con esos poros algo más oscuros de los pechos, reforzando las costuras del desnudo que tejías para que no se rompieran nunca, para que nunca más se vistiera.
En pie de guerra se manifestaron exigiendo más de ti, gritándome muy alto, ensordeciéndome el cerebro, nublándome la vista con el humo de las bengalas que lanzaron, doliéndome todos y cada uno de ellos, queriendo sentirte todos ... y yo te miré.
No recuerdo que mi voz haya dicho nada, pero es que tú sabes leer en mis ojos, así que atendiste a mi ruego y cubriste todos mis poros con los tuyos, fundiste tus temperaturas con las mías, sorprendiéndote el fuego que se había ido encendiendo, ardiéndome a tí, ardiéndote a mi.
Toda tuya, todo mío, en una continuidad de piel caliente que derretía los adentros. Tus muslos encontrados con mis muslos, tu pecho sintiendo mis pechos, tus brazos pegados a mis brazos, tus piernas enlazadas con mis piernas, comiéndose los poros y los pelos más allá de los músculos y de dónde les llevaba la sed ansiosa de unir los besos. Mirando tus ojos desee tocarte con mis entrañas, y te hundiste entre mis muslos, lento. Porque leías mis ojos.
Lento. Escondiéndote en mí.
Lento. Refugiándote en mis pliegues hasta las caderas, mostrándole la cara oculta de tus huesos a mis entrañas.
Lento. Ocultándote allí de los mundos imaginarios que rodeaban la realidad en la que sólo existía este deseo.
Lento. Cubriéndote hasta los hombros, cada embite entrabas más de ti, dentro.
Lento. Cerrando los ojos cuando los míos te contaron que nuestro mundo, este que estaba encerrado entre nuestros cuerpos, explotaría en cualquier momento.
Lento. Cuando clavados tus ojos y mis ojos, sin que la frontera marcada por nuestros poros, calores y pellejos dejara escapar un sólo ápice de esta única realidad, reventaron todas las venas del cuerpo.
Lento. Mirando y dejándome mirar en el momento en el que se fundían mis huesos con tus huesos, mis tripas con tus tripas, cegándose nuestros ojos, pero mirándote por fuera, por dentro y desde dentro.
Lento. Leyendo en mis ojos con tus ojos abiertos, que seguíamos juntos huyendo en esta oscuridad incendiaria que nos acogía como a uno sólo en ese vértigo.


Glauka

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9.12.05

FRIO


Tenía frio el alma,
tiritante la luz
y vacio el aire de mis huecos.
Tu cuerpo me dió cobijo,
Tu piel entró en mi piel,
y tu calor me abrigó.

Glauka

7.12.05

DESPUÉS DEL AMOR

Tendida tú aquí, en la penumbra del cuarto,
como el silencio que queda después del amor,
yo asciendo levemente desde el fondo de mi reposo
hasta tus bordes, tenues, apagados, que dulces existen.
Y con mi mano repaso las lindes delicadas de tu vivir retraído
y siento la musical, callada verdad de tu cuerpo, que hace un instante,
en desorden, como lumbre cantaba.

El reposo consiente a la masa que perdió por el amor su forma continúa,
para despegar hacia arriba con la voraz irregularidad de la llama,
convertirse otra vez en el cuerpo veraz que en sus límites se rehace.

Tocando esos bordes, sedosos, indemnes, tibios, delicadamente desnudos,
se sabe que la amada persiste en su vida.
Momentánea destrucción el amor, combustión que amenaza
al puro ser que amamos al que nuestro fuego vulnera,
sólo cuando desprendidos de sus lumbres deshechas
la miramos, reconocemos perfecta, cuajada, reciente la vida,
la silenciosa y cálida vida que desde su dulce exterioridad nos llamaba.

He aquí el perfecto vaso del amor que, colmado,
opulento de su sangre serena, dorado reluce.
He aquí los senos, el vientre, su redondo muslo, su acabado pie,
y arriba los hombros, el cuello de suave pluma reciente,
la mejilla no quemada, no ardida, cándida en su rosa nacido,
y la frente donde habita el pensamiento diario de nuestro amor, que allí lúcido vela.
En medio, sellando el rostro nítido que la tarde amarilla caldea sin celo,
está la boca fina, rasgada, pura en las luces.

Oh temerosa llave del recinto del fuego.
Rozo tu delicada piel con estos dedos que temen y saben,
mientras pongo mi boca sobre tu cabellera apagada.

VICENTE ALEXANDRE

5.12.05

UNA PELI DE TERROR

Por favor, que pare, que pare, que pare, por favor, Dios, que pare
Me tapo la cara con la Nancy porque en la tele dan gritos, de esos gritos que sólo se gritan en las pelis de terror, incluso estiro su rubia melena a derecha e izquierda, como un abanico, pero aún así, veo la parte de la escena que se cuela entre los pelos de esta melena estirada.
Gritos también en la habitación de al lado. Y golpes.
Hay que ver. Me despierto sobresaltada con los ruidos de la casa, conocidos ya, no me quedan uñas que morder, lo sé porque lo he intentado, así que corro a esconder mis cuatro añitos entre los ruidos del televisor, y más de lo mismo.
Ya, ya, ya, para, para, para, para, para, para, para” Mis piernas tiemblan enfurecidas, golpeando el sofá.
(No, no voy a llorar. No es verdad. Esta vez parará, no va a seguir gritando como un loco, dejará de pegarla, se dará cuenta de que esto no está bien, algún día parará, se tiene que dar cuenta, ya lo verás.)
Sé que la ha tirado al suelo y la golpea. Ella llora, y dice por favor, por favor. La rabia me consume y yo no hago nada, el miedo me paraliza. Me gustaría gritar yo también, muy alto, (que te pares ya), muy fuerte, palabras de esas que dice ahora mismo y que me abofetean, dolerle a él, pero mi boca sigue pegada a la cara de la Nancy los ojos intentan despistar la angustia y el dolor entreteniéndoles con la película, que es de terror. Me abstraigo unos segundos de mi entorno y me meto en la película pero los chasquidos del látigo me hacen regresar. Dijo que era para el perro. Cuando lo veo sobre su mesa parece tan suave, y sin embargo, su sonido me duele en los oídos, y ella llora como si le doliera también. Y me enfado, porque yo no quiero oírlo, porque no es verdad, mañana veré que esto no es verdad.
Tremendo el portazo que casi tira la casa abajo, y agita brutalmente mis entrañas, pero sigo con el culo pegado al sofá, no he hecho nada de nada. Con el corazón bombeando a todo máquina y convencida de que delata mis sigilosos pasos, vuelvo a mi cama. Y la escucho llorar. Y sé que le duele el cuerpo. Y la tripa donde dice que tiene a mi hermanita con ella. Y sé que sabe que la estoy escuchando, por eso solloza bajito. Y no voy con ella. No quiero que me grite ella a mí. Al menos esta vez no la ha encerrado en la despensa, no se habrá portado tan mal.
Cambio las sábanas a oscuras y en silencio. Saco a tientas unas limpias del armario, y meto allí las de mi cama. Nadie se enterará. Sólo faltaba decepcionarle porque otra vez me he hecho pis.

©GLAUKA-2005 Una peli de terror

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1.12.05

PRUEBAS DE AMOR


Q
de querer, queja y quiebra.

Catulo dedicó toda su obra a Lesbia.
Antinoo se arrojó a un estanque cuando pensó que ya no era suficientemente bello para Adriano. Marco Antonio perdió un imperio por Cleopatra. Lancelot traicionó a su mentor y mejor amigo por amor de la reina Ginebra, y, enfermo de amor y de remordimiento emprendió el peregrinaje en busca del Santo Grial. Robin Hood raptó a Lady Mirian. Beatriz rescató a Dante del Purgatorio. Petrarca dedicó toda su obra a Laura. Abelardo y Eloísa se escribieron durante toda la vida. Diego Marcilla, en Teruel, cayó muerto a los pies de Isabel de Segura al enterarse de que ésta había desposado al pretendiente designado por su padre. Julieta bebió una copa de veneno cuando vio muerto a Romeo. Melibea se arrojó por la ventana a la muerte de Calixto. Ofelia se tiró al río porque pensó que Hamlet no la amaba. Polifemo cantó a Galatea hasta el final de sus días mientras vagaba lloroso entre prados y ríos. Botticeli enloqueció por Simonetta Vespuci después de inmortalizar su belleza en la mayor parte de sus cuadros. Juana de Castilla veló a Felipe el Hermoso durante meses, día y noche y sin dejar de llorar y acto seguido se retiró a un convento. Don Quijote dedicó todas sus gestas a Dulcinea. Doña Inés se suicidó por Don Juan y regresó más tarde desde el paraíso para interceder por su alma. Gracilazo escribió decenas de poemas para Isabel de Freire, aunque nunca la tocó. San Francisco de Borja abandonó la corte a la muerte de la emperatriz Isabel, no volvió a tocar a una mujer. Isabel de Inglaterra rechazó a príncipes y reyes por el amor de sir Francis Drake. Sandokán luchó por Mariana, la perla de Labuán. Werther se pegó un tiro en la sien cuando le anunciaron la boda de Carlotta. Hölderlin se retiró a una torre a la muerte de Diotima, a la que no había tocado jamás, y nunca salió de allí. Rimbaud que había escrito obras maestras a los dieciséis años, no escribió una sola línea desde el momento en que acabó su relación con Verlaine, se hizo tratante de esclavos y se suicidó literariamente. Verlaine intentó asesinar a Rimbaud, acto seguido se convirtió al catolicismo y escribió las Confesiones, y nunca volvió a ser el mismo. Julián Sorel aguantó dos meses sin mirar a los ojos a Matilde de la mole para recuperar su cariño. Ana Karennna abandonó a su hijo por el amor del teniente Vronski, y se dejó arrollar por un tren cuando creyó que había perdido aquel amor. Camille Claudel enloqueció por Rodín, que nunca movió un dedo por ella.
Y yo sigo dejándole a Ian recados diarios en el contestador, pero si me lo pidiera dejaría de hacerlo y nunca más volvería a llamarle. Y no se me ocurre mayor prueba de amor, porque pienso en él constantemente.

Lucía Etebarría

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