PRUEBAS DE AMOR
Q
de querer, queja y quiebra.
Catulo dedicó toda su obra a Lesbia.
Antinoo se arrojó a un estanque cuando pensó que ya no era suficientemente bello para Adriano. Marco Antonio perdió un imperio por Cleopatra. Lancelot traicionó a su mentor y mejor amigo por amor de la reina Ginebra, y, enfermo de amor y de remordimiento emprendió el peregrinaje en busca del Santo Grial. Robin Hood raptó a Lady Mirian. Beatriz rescató a Dante del Purgatorio. Petrarca dedicó toda su obra a Laura. Abelardo y Eloísa se escribieron durante toda la vida. Diego Marcilla, en Teruel, cayó muerto a los pies de Isabel de Segura al enterarse de que ésta había desposado al pretendiente designado por su padre. Julieta bebió una copa de veneno cuando vio muerto a Romeo. Melibea se arrojó por la ventana a la muerte de Calixto. Ofelia se tiró al río porque pensó que Hamlet no la amaba. Polifemo cantó a Galatea hasta el final de sus días mientras vagaba lloroso entre prados y ríos. Botticeli enloqueció por Simonetta Vespuci después de inmortalizar su belleza en la mayor parte de sus cuadros. Juana de Castilla veló a Felipe el Hermoso durante meses, día y noche y sin dejar de llorar y acto seguido se retiró a un convento. Don Quijote dedicó todas sus gestas a Dulcinea. Doña Inés se suicidó por Don Juan y regresó más tarde desde el paraíso para interceder por su alma. Gracilazo escribió decenas de poemas para Isabel de Freire, aunque nunca la tocó. San Francisco de Borja abandonó la corte a la muerte de la emperatriz Isabel, no volvió a tocar a una mujer. Isabel de Inglaterra rechazó a príncipes y reyes por el amor de sir Francis Drake. Sandokán luchó por Mariana, la perla de Labuán. Werther se pegó un tiro en la sien cuando le anunciaron la boda de Carlotta. Hölderlin se retiró a una torre a la muerte de Diotima, a la que no había tocado jamás, y nunca salió de allí. Rimbaud que había escrito obras maestras a los dieciséis años, no escribió una sola línea desde el momento en que acabó su relación con Verlaine, se hizo tratante de esclavos y se suicidó literariamente. Verlaine intentó asesinar a Rimbaud, acto seguido se convirtió al catolicismo y escribió las Confesiones, y nunca volvió a ser el mismo. Julián Sorel aguantó dos meses sin mirar a los ojos a Matilde de la mole para recuperar su cariño. Ana Karennna abandonó a su hijo por el amor del teniente Vronski, y se dejó arrollar por un tren cuando creyó que había perdido aquel amor. Camille Claudel enloqueció por Rodín, que nunca movió un dedo por ella.
Y yo sigo dejándole a Ian recados diarios en el contestador, pero si me lo pidiera dejaría de hacerlo y nunca más volvería a llamarle. Y no se me ocurre mayor prueba de amor, porque pienso en él constantemente.
Lucía Etebarría
4 Comments:
Yo sigo viviendo con un sordomudo, esperando el milagro de que algún día salga de su voluntario hermetismo y me diga TE QUIERO, me bese, me abrace y ME ESCUCHE. Doce años. Si por lo menos me dijera que puedo dejar de esperar....
Y yo sigo sin creer en el amor...
Tu sordomudo, Tú misma, padece el síndrome varonil, me temo que es algo muy extendido, como una plaga entre los hombres, se salvan algunos, pero los menos ... y porque ha habido mujeres con un par bien puestos que els enseñaron a hacer frente a ese virus.
Yo no sé a qué amor te refieres, Baco, pero en mi amor estoy segura de que creerías.
No había visto la respuesta de Baco...caramba, un hombre que no cree en el amor....pues se le llena la boca y la pluma de besos y caricias....confundiendo pars pro toto.
Pues no crees en el amor porque no has amado, aunque tú creas que sí. Espera a amar...y no podrás hacer otra cosa el resto de tu vida. A veces por suerte. A veces es una condena. Ojalá ames y flotes, te lo deseo de corazón.
Yo, etcétera
Publicar un comentario
<< Home