SOLO ME MIRASTE

Todo sucedió en medio segundo.


Te ví y te me clavaste en las pupilas.


Me miraste.


Mantuviste la mirada sin que tu paso se estremeciera.


Me miraste a mí.


Me destrozaste por dentro.




Todo sucedió en medio segundo.
Había aprendido a vivir sin tus ojos observando mi vida desde lo alto. Sólo muy a solas, muy en penumbra, muy en silencio y muy de vez en cuando, condescendiente me permitía levantar la cicatriz en el alma que te debo y mirar dentro.

Te ví y te me clavaste en las pupilas.
Te fuiste porque amabas a tu hija de seis años, a la de siete, a la de nueve, incluso a la de catorce. Te fuiste porque no amabas a tu hija de treinta y cuatro años.

Me miraste.
Sonrío ya, el mundo sigue girando y he conseguido subirme a él de nuevo, sin ti, tal vez gracias a tu ausencia.

Mantuviste la mirada sin que tu paso se estremeciera.
Y la Sra. felicidad aumenta sus visitas a mi casa, quizás porque cada vez le es más familiar lo que se encuentra.

Me miraste a mí.
Algunos días pasan enteros sin acordarse de ti. Los menos, pero existen esos días.

Me destrozaste por dentro.
(Basta medio segundo para que todo el trabajo de recomposición se vaya a la mierda, saltando por los aires los pedazos “re-unidos” con esmero, saliéndose por mis ojos y vomitándome el alma hasta ahogarla con tanta arcada ..... porque basta medio segundo para que desee que vuelvas a entrar en mi vida, a pesar de la certeza más absoluta de que la arruinarías, aniquilando todo lo que te encontraras a tu paso, como de costumbre, padre)

©GLAUKA-2005 Sólo me miraste