Dulce agonía que me da la vida ... diría la Piquer

Reduje drásticamente 5 años a 3 semanas en plena crisis de ansiedad y ya sólo nos quedan diez días. Por imposible que me resulte creerlo incluso a mí, a ratos -sólo a ratos- pienso que me quedé corta en el uso de la tijera, que 3 días hubiera sido más que suficiente. Claro que luego recuerdo que eso también lo hice, reducir a 3 días la vida de un sueño eterno, pero no recorté en la misma pieza. Y ya sabemos que no es lo mismo dos tazas de té que dos tetazas . Pues eso. Que los detalles son importantes. Que yo me entiendo.
Ya sé que son las noches las que han crecido estas dos semanas, que se estiran y estiran regalándonos estrellas de las que habitualmente no existen y universos en los que bailo como si 6 red bull me hubiera metido en vena directamente sin haber oido mentar tan siquiera aquello del "sueño reparador", pero con mi incoherencia congruente habitual, son las mañanas las que se eternizan arañándome bajo los párpados desde primera hora las muy puñeteras, y las tardes, las tardes son absolutamente inmensas, pareciera que no tuvieran previsto irse a dormir nunca.
Que sí, que este vivir emocionado y emocionante que certifica la ausencia de problemas coronarios va a acabar conmigo: pero que lo haga poquito a poco por favor, que me gusta disfrutar de esta dulce agonía lo que no está escrito. Miedo me da descubrir, a estas alturas, huellas sadomaso entre mis gustos o placeres.
(Mira que me gustaba dormir.)
Que me contradigo, si ya lo sé, no hace falta que lo digas tú, ya lo digo yo. Debe ser cosa de la coherencia contradictoria que se gasta una. Y qué bien que me la estoy gastando estos días por Dios. Por cierto: sólo quedan diez.

Sarna con gusto no pica dirás. Dulce agonía que me da la vida ... diría la Piquer, mola más.

Dulce agonía que me da la vida ... diría la Piquer© Glauka 2007