18.1.06

MUJERES TRABAJADORES DE SEGUNDA (III)

AQUÍ ESTOY DE NUEVO, DISPUESTA A DAR OTRA VEZ EL TOSTÓN A QUIEN SE DEJE, CLARO. HOY VOY A PLANTEAR EL TEMA AL REVÉS:
Decía Elisabeth Badinter en "El uno es el otro" que desde el homo sapiens existían históricamente dos actividades que parecían ser exclusivas respectivamente del hombre y de la mujer: la guerra y la caza son masculinas y la maternidad es femenina. Pero al tiempo que la consideración de la guerra se modifica, crece también el interés de "los nuevos padres" por asumir su responsabilidad directa sobre los hijos. Hace tan solo veinticinco años, los padres constituían una especie casi inexistente. Hoy nos cuestionamos las supuestas diferencias entre la madre y el padre en cuanto a la capacidad de ocuparse de sus hijos. Afortunadamente para ellos, muchos hombres se acercan al antiguo concepto de maternidad, disfrutando en consecuencia del placer de criar a los hijos, de jugar con ellos, de ser alguien en la vida de sus hijos y no sólo ese señor que aparece de vez en cuando (a partir de los tres años de vida, por supuesto) cuya única función era amedrentar o castigar. Los hombres han descubierto que ser "madre" también aportaba placeres y disfrutes, y están tomando aquello que por derecho les pertenecía, y que habían dejado a un lado. Naturalmente que quedan algunos especimenes que consideran esto una "crisis de la virilidad", y una gradual pérdida de identidad de la mujer, pero son los menos y hoy avanzamos hacia una sociedad más abierta e igualitaria en la que la equidad de los géneros, sin duda, exigirá debates y reflexión. En ocasiones, los ajustes surgirán de modo espontáneo, sobre todo en el ámbito íntimo donde las nuevas generaciones llegarán a pactos privados que modifiquen los antiguos roles por gastados e ineficaces. No obstante, los sistemas democráticos tendrán que establecer, como ya se ha hecho en muchos países europeos con las cuotas paritarias de participación política, discriminaciones positivas allí donde sean necesarias, para acabar de una vez por todas con esa larga historia de las mujeres como ciudadanas de segunda categoría y para mejorar los equilibrios de participación de las mujeres en la sociedad. Las mujeres en este fin de siglo estaban sobrecargadas de roles. Es el precio que ha habido que pagar. La incorporación al trabajo fuera de casa de las mujeres no ha conllevado, en la mayoría de los casos, la distribución equitativa entre hombres y mujeres del cuidado de los hijos y de las tareas domésticas. Las mujeres se convierten en estrategas y resisten unas jornadas laborales que se prolongan en el hogar, con una serie de responsabilidades cotidianas que parecen incidir únicamente sobre ellas. A la "superwoman" no le queda más remedio que erigirse en profesional eficaz, madre perfecta, dueña de casa impecable, compañera sexual siempre disponible y encendedor de la puesta en marcha la vida doméstica, para atender a los familiares ancianos y niños.(Ya hay escrito sobre esto). Pero tendremos que exigir a los hombres que sean capaces de exigir para ellos lo que les pertenece: su responsabilidad en todo esto, porque, junto con las obligaciones, van los derechos, junto a los cansancios, van las satisfacciones, y tienen derecho a no ser considerados unos inútiles en según que tareas, y tienen derecho a disfrutar de la sonrisa de su hijo cuando deja de llorar tras una regañina, por ejemplo, o de la tranquilidad que sigue al desasosiego que te lleva al médico con el pequeño o la pequeña.A la mujer la maternidad la acerca al mundo animal, al mundo de la reproducción, provocando en su cuerpo cambios físicos, hormonales .... que alejan sus comportamientos de su voluntad, y la aproximan al mundo de los instintos animales; en cambio al hombre la paternidad, entendida como algo más que un hecho meramente biológico, los aleja del mundo animal y lo humaniza. Hay una intervención de su voluntad, de la intención, en la paternidad, que le hace más hombre y menos animal. Quizás sea el siguiente paso en la evolución, recordemos que la evolución humana supone, en cada uno de los pasos que se han dado, un grado más de voluntarismo, de raciocinio. Creo que sí, que hace falta ese nuevo paso en la evolución, y que está en las manos de todos darlo.

Glauka

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5 Comments:

Anonymous Anónimo dijo ...

Totalmente de acuerdo con tu exposición de este tema.Poco puedo añadir, existen aún "especimenes" del otro tipo que no se involucran en la "maternidad" pero afortunadamente son pocos...lamentablemente a mi me toco un padre de mis hijos que poco se involucraba y de hecho,aún sigue disfrutando de esa especie de status sustentado por la crianza que le dio su madre,claro...Pero bueno,supongo que al final,asumes lo de ser "superwoman",aunque sea en contra de tu voluntad, y espero que mis hijos de mayores tengan capacidad de discernir quien estuvo ahi y quien no estuvo..O sólo estuvo para las tonterias como darles caprichos que yo no puedo...y dejar de lado sus responsabilidades,en fin,mejor no sigo que me pongo de mala "lactis",jaja.Besotes!

3/4/06 23:44  
Blogger GLAUKA dijo ...

Yo no entiendo, me resulta total y absolutamente imposible comprender esa actitud de algunos hombres. No me entra en la cabeza. Porque por lo visto no ven todo lo que se pierden ... Me niego rotundamente a creer que son unos inútiles, es que me niego, vamos. Esa forma de vivir la relación de pareja o la paternidad me resulta ajena, absolutamente ajena. Y me parece tremendamente de malísima persona, lo siento, vivir así. Porque mi pareja no será "increíble" o "superestupenda" por tratarme en plano de igualdad. Eso es lo normal, son los demás casos los que son abominables, y jamás se me ocurriría considerar a un ser humano excepcional por el simple hecho de no considerarse superior a otro ... no es algo nadie deba hacer para estar a mi lado, es algo que debe hacerse, y punto. No es que se trate de una manera feminista de vivir la vida, o de hacer las cosas, es que solo hay una manera de tratar a los demás bien.

3/4/06 23:44  
Anonymous Anónimo dijo ...

Yo estoy de acuerdo en todo lo que dices, es cierto, pero también tenemos que tener en cuenta que las conductas atávicas masculinas no pueden desaparecer en veinte años cuando llevan SIGLOS aprendiéndolas, y aprendiéndolas además de sus madres, que les han hecho la cama y la comida, que les han exonerado de responsabilidades domésticas, emocionales, o afectivas, o llámalo como quieras.
Así que tenemos OTRO trabajo más, por si nos parecía poco: tenemos que EDUCAR a los hombres desde su más tierna infancia en todo esto.
Con paciencia, con amor,con convicción, con tesón, con mano izquierda, con sensibilidad...como mujeres.
Ánimo y a ello. Ya se van viendo cositas, seamos optimistas, pongamos un poco de esperanza y voluntad de cambiar las cosas.
Besos.

4/4/06 10:50  
Anonymous Anónimo dijo ...

totalmente de acuerdo. y por supuesto que el cambio de los hobmbres tiene que ser algo evolutivo y gradual. las mujeres somos sabias, los hombres listos. somos unos con otros, el yin y el yan. nos completamos en todos los aspectos de la vida o al menos asi deberia ser. pero estamos pelin lejos que eso suceda en los proximos 10 años.

besitos

4/4/06 10:51  
Anonymous Anónimo dijo ...

Extrañas lecturas, las tuyas... yo he leído un libro de Elizabeth Badinter, xy, creo que se llamaba, algo sobre la identidad sexual...

Si sirve para romper alguna estadística, yo estoy separado y creo que me dedico más a mis hijos que su madre...

Gracias por tu visita a mi "blog". Yo, por mi parte, creo que me voy a hacer habitual del tuyo...

Un saludo

4/4/06 10:51  

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