Un dulce

Se me crecen los enanos, diríase:

Mal rollito generalizado por aquello de la cercanía del cumpleaños, que ya de por sí me tiene como alterada; además, el dolor en el hombro que es constantemente insistente: "estoy aquí" me dice con esa postura obstruccionista permanente suya a cualesquiera movimientos que pretenda hacer que requieran su colaboración; curro a destajo, que nadie hace mis cosas cuando me ausento y estaban toditas todas esperándome pacientemente, sin importarles lo más mínimo a ninguna de ellas que la happy pandy esté ansiosa por ocupar mi tiempo también con sus chuminadas, y sin que a éstos les importe lo más mínimo que mi brazo las pase canutas (por no decir putas) aporreando el teclado con cada demanda, recurso o escrito pendiente, dada la altura superior a la que esperaba encontrarme, de la mesa, que me exige ángulo mayor del que mi hombro está dispuesto a hacer; herida cicatrizando aún, de tremendo disgusto que me dejó KO y me hace comprender, una vez más, que las cosas no son como yo llego a creer que son, por mucha resistencia inicial que llegue a ejercer; Blogger, que me prohíbe modificar mi plantilla desde hace dos semanas, no le da la realísima gana de que cambie la dirección de Ahh o de Halloran ni nada de nada. Pero ayer ...

Pues no se me estropea la TV la semana pasada, vienen arreglarla y … ¡¡¡no tiene arreglo!!!! Pago naturalmente por recibir tamaña noticia, faltaría plus, noticias así son de las que merece la pena pagar claro, porque no te las crees si no es pagando por la información cuando tu TV tiene menos de seis años, que es (o debiera decir “era”) aquella que el 11-S empujamos el difunto y una servidora a la par que comenzábamos de nuevo. Estaba cantado: todo lo que acaeciera aquel día estaba ciguado (iba a decir destinado al fracaso, pero viendo mi anterior post, casi no lo digo, ejem) y la semana pasada se murió también la TV.
Oportunísima claro, es el momento ideal ideal para hacerme gastar ahora 600 euros vamos: vacaciones en puerta –ya no, me temo-, dentista a la vista, y mobiliario de despacho en stand by a saber hasta cuándo.
Me voy a Mediamarkt que están que lo tiran (o eso dicen) con los televisores precisamente, y ¡oye! que te dan 2 euros por kilo que pese tu viejo televisor. Bueno, eso me parece bien, que una SONY Triniton 32 pulgadas pesa la ostia, asique por lo menos ochenta eurillos me ahorraré. Pero ¡ohhhh sorpresa! no va a poder ser, que con el hombro éste lesionado que me ha tocado en suerte, no consigo sujetar una bolsa de la compra, malamente conseguiré el traslado de la caja tonta (en mi caso además, mariposona, por la brevedad de su existencia o vida útil), asique, la frustración de la autosuficiencia es ya absoluta.
Tomo el café con compañeros de trabajo, les cuento cuando me preguntan qué me pasa, que se me ve apagada últimamente, y de pronto se me ilumina la mirada: “Te la recojo yo”.
Sí, Rafa es un sol, y curiosamente, consigue que se me enciendan los ojos a mí.
No se me había ni ocurrido pedirle ese favor a nadie, la verdad tengo que decir, pero ya ves Glauka, hay personas que se ponen en tu lugar también. Si hasta me he emocionado joer. No me lo he comido a besos porque hay que guardar las formas, que si no …
Asique antes del sábado un Rafa más majo que las pesetas cuando aún eran de curso legal, se va a acercar a mi casa, va a bajar un televisor de 35 ó 40 kilos a puro huevo (que con un brazo inútil estorbo más que ayudo) a su coche, me va a llevar al Mediamarkt y lo va a descargar para que yo me ahorre unos 80 eurillos en ese otro Televisor que compraré y él me va a traer a casa. Un amor de niño, eso es lo que es.
Por cierto, que ya hay dos fotos de este partidazo en este mi blog ;): sus espaldas y su porte, por si interesa a alguien.

Un dulce© Glauka 2007