8.8.06

REFUGIÁNDOME ME ENCUENTRO

A ver porqué hoy, precisamente hoy que no trabajo, el reloj biológico hace de las suyas y me despierta a las ocho de la mañana, hay que fastidiarse.
Números, más números, mil papeles a mi alrededor, escritura de compra de hace mil años, justificantes de gastos, precio de la nueva vivienda, gastos aproximados de esta compra, hay que pintar, tengo que montar el despacho, que sin él, no hay ingresos extras, indispensables para el mantenimiento de todo esto … sigo calculadora en mano perfilando mi futuro déficit económico de la forma menos gravosa posible.
Como en familia, debiera relajarme pero no, sigo acelerada aunque no me mueva del sitio.
¡A la playa! Sí, este estupendo día lo merece, y cuando aparco deseando ver el mar, siento a la duna que nos separa como un maldito obstáculo más. Salvable, eso sí, porque asciendo su ladera y el premio me espera ya en la cima: ahí está, el verde azulado del mar, lamiendo suavemente la arena, que no hay oleaje ni nada. Se encienden mis entrañas porque consigo sentir el resplandor interno iluminar por fín mi mirada.
Tendida en la arena que hay que enmonerecer, que va tocando, cierro lo ojos tras pringarme muy requetebién de protección, que tampoco es plan terminar cual cangrejo, y doy comienzo a mi relax.
Azota un vientecillo al ras que cubre mi piel de finísima arena, estupenda sí, no lo niego, pero como que molesta este manto que se interpone entre el sol y yo. Naturalmente, sigo sin conseguir desacelerar, sigo sin lograr esa mente vacía que tanto ansío, y que preveía encontrar aquí. Vueltas, más vueltas, y es que la maldita arena ya me hace daño en la mejilla izquierda, realmente hace daño ¡demonios! que no hay manera de acallar todos estos ruidos que consiguen un parpadeo de los ojos incluso teniéndolos cerrados, que no me dejan escuchar sólo silencio, que apagan el amplificador con el que me gusta escuchar el mar.
Cambio de posición, me acerco a la duna que al principio me resultaba amenazante y sobre su costado, intento volver a empezar. Venga Glauka, de ésta lo consigues … pero no. Sigue azotando la arena, sigue arañando mi piel, cubierta ya de esa capa de pringue y finísimos granos de arena que no hay manera de quitarse de encima.
Empiezo a cabrearme. A ver porqué diablos no puedo relajarme, hombre. Cerca del mar siempre lo logro, vaciarme, dejar la mente en off, y hoy no hay manera. Incorporada, rebozando ya mi espalda, que es lo que me quedaba por rebozar, lo veo claro: EL MAR.
Voy acercándome a él, sin moverse de su sitio, tira de mí. Está frío, muy muy frío, aún no ha abrazado más que mis tobillos y ya se me han helado hasta las ideas. Sigo no obstante hundiéndome en él, y mientras tanto, va desapareciendo la necesidad de respirar, se entrecortan las inspiraciones y sólo triunfan algunas bocanadas del pez que alguna vez pude haber sido. Escalofríos surcan mi cintura con cada abrazo que el agua, helada, le brinda, mis manos acercan el agua al cabello, a la cara, a los hombros, que retiemblan a su contacto, deseando más y deseando menos, a la vez.
Mis ojos se lanzan sin preguntarme arrastrándome con ellos … sí, así, lentamente brutal, fría, arropante, acogedora, limpia, silenciosa. Se acabaron los ruidos, se acabó el nerviosismo, ya tengo ante mis ojos ese verde borroso que me absorbe y me lleva con él. Atrás queda la ansiedad, aquí estoy en mi casa.
Le rehúyo los treinta segundos necesarios para coger aire y sobre sus cristalina inmensidad, miro atrás … aparecen dos morenas piernas enmarcadas por mil colores en las sombrillas que banderillean la arena. Mi vista busca angustiada el frente, ahí está toda la inmensidad de verdes aguas tranquilizadoras en las que, avanzando mirando sólo al verde irisado que se hunde en el azul intenso que se pierde después en el azul marino oscuro que se agacha en el horizonte a besarle los pies al cielo, se adivina un cimbreo de la recien aparecida cola de sirena. No miro atrás ya. Adelante, sólo con su tacto, con sus caricias y sus lametones, con sus arrebatos calmantes de los míos, sumergiéndome en sus adentros, aparecen los míos, arropada por su embriadador dominio, aparece la sirena, bebiendo de sus risas espumosas recupero la cordura y estoy en paz.
©Glauka-2006 Refugiándome me encuentro

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9 Comments:

Blogger Ana dijo ...

El silencio del fondo.
La vuelta al origen.
El agua.
Buena falta hace de vez en cuando, date el gusto que es barato.
Un besote.

8/8/06 14:21  
Blogger Zifnab dijo ...

Si lo necesitas, un hechizo que vacía.

Pero las sirenas no los necesitan...

Se feliz

8/8/06 18:16  
Blogger Willow dijo ...

Qué bonito lo has descrito, me alegro que por fin pudieras desconectar, que a veces se nos activa una neurona loca y no han manera de hacerla parar...

Muchos besos sirena

8/8/06 20:41  
Blogger Jorge dijo ...

Mar... a veces me falta tanto...!

Te beso..

Gracias

8/8/06 21:40  
Blogger LABORATORIO COSMICO dijo ...

bonita manera de describir un dia de playa.
en eso de describir eres una maestra, desde luego.
cuida tu estres!!
acabas de venir de vacaciones,mujer!
jaja
bss arenosos.
dkn

8/8/06 22:57  
Blogger GLAUKA dijo ...

ANA: Así es Ana, así es.

ZIFNAB: No sé si pedirte el hechizo ese proque la noche ha sido movidita ...

WILLOW: Más de una neurona tengo de esas locas!

PLATINUM: Como el respirar.
Bésame dí que sí, a ver si mejoras a los perros ;)

DUKENEGRO: EL strees va por libre y decide él cuando sí y cuando no, me temo. Arenosos noooooooo!!!!

9/8/06 10:22  
Blogger Dammy dijo ...

Yo vivo en un pueblo con mar, y la verdad es que disfruto más del mar en invierno que en verano, aunque no me deje mojar por él.

Un blogbesico.

10/8/06 12:46  
Blogger Lilith dijo ...

Si no tuviera el mar cerca, si no pudiera verlo todos los días, aunque sea desde lejos antes de ir a trabajar,creo que me ahogaría de tristeza...Besotes sirena.

17/8/06 12:37  
Blogger GLAUKA dijo ...

DAMMY: Dichosos tú, que tu mar se deja disfrutar tanto en invierno como en verano, que lo sé yo ;).

LILITH. Yo casi me ahogo sin poder verlo a diario, pero me consuelo pensando que a mediahorita de coche me está esperando siempre. Soy yo la que no acude con la frecuencia deseable. Besos y bienvenida Lilith.

17/8/06 16:30  

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