Cuesta creer que algo tan pequeño pueda crear tantos cambios en el cuerpo y en la mente.
Esta semana mi bichito mide entre 10 y 15 centímetros y pesa entre 45 y 70 gramos. Ahora está respirando líquido, el líquido amniótico en el que flota, porque eso le ayudará a desarrollar los pulmones. Sus brazos y piernas han crecido más, y puede mover las articulaciones. Por el momento tiene todavía los ojitos cerrados, pero puede notar la claridad. Si le pusiera una linterna sobre el vientre, se apartaría.
Si pudiéramos ver sus manos nos asombraríamos de cuán perfectas se ven ahora, en comparación a sólo una pocas semanas atrás. A las ocho semanas, los incipientes dedos eran unas protuberancias que apenas se alcanzaban a distinguir en unas manos en forma de espátula; a las nueve semanas, los dedos ya habían emergido, pero estaban unidos por membranas. Ahora, a las quince semanas, sus manos se parecen a las nuestras, aunque en miniatura: toda la mano es apenas del tamaño de la punta del dedo meñique adulto.
Los pies se desarrollan después que sus manos. Nadie sabe por qué el desarrollo fetal se da exactamente en el orden que se da, pero algunos expertos especulan que obedece a lo que el bebé necesitará primero. En esta instancia, por ejemplo, después de nacer usará sus manos para agarrar y sostener objetos mucho antes de usar sus pies para caminar.
Sus movimientos son cada vez más coordinados y elegantes. Su tibio baño amniótico es el ambiente ideal para saltar, brincar, y moverse en todas direcciones; provee un ambiente seguro y bien amortiguado para hacer ejercicio, estirando y ejercitando sus extremidades y músculos en desarrollo. En el líquido amniótico no hay obstáculos o fuerza de gravedad: no tiene peso y se puede mover con facilidad.
A partir de este momento comienza a engrosarse su piel y va cubriendo poco a poco las venas y las arterias, va adquiriendo un aspecto más "normal". Continúa el crecimiento de vello de las cejas y la cabeza, su cuerpo se recubre de un vello suave y delgado llamado lanugo, el cual desaparecerá casi por completo antes del nacimiento. En esta etapa algunos bebés se chupan el dedo. Las orejas del bebé casi han llegado a su posición final, aunque todavía se encuentran un poco bajas en la cabeza. El cuello se alarga y la cabeza no está tan doblada hacia el pecho.
Los ojos y las orejas ya están casi tienen su apariencia definitiva. El hueso y la médula ósea siguen su desarrollo y su osificiación es ahora mucho más evidente.
El corazón de la madre de la madre se hace más grande y la cantidad de sangre bombeada por el corazón es un 20% mayor para poder hacer frente a las necesidades de oxígeno del niño.
Ya se pueden ir sintiendo ligeros movimientos en el vientre, aunque todavía la embarazada no puede asegurar que sean los movimientos del niño.
Aunque ahora me sienta mejor en general, todavía aparecen algunas molestias, como por ejemplo: tener la nariz tapada. El aumento de los estrógenos hace que las membranas mucosas (el tejido que tiene la nariz por dentro), se inflame y por eso se puede producir más mucosidad (en mi caso es sequedad, heriditas y sangrado). Esta molestia es tan común que los médicos hasta le han puesto un nombre: rinitis del embarazo. Además, a algunas mujeres embarazadas les sangra la nariz de vez en cuando, como resultado del aumento en el volumen de la sangre y la expansión de las venitas internas de la nariz. (Que no me pierdo ni uno eh!!!)
Muchas mujeres dicen que sólo toman conciencia de estar embarazadas cuando su ropa ya no les entra y deben cambiarla por atuendos de maternidad. Para otras, es cuando notan el aumento del volumen de su abdomen. Para muchas mujeres, éste es un momento de alegría y de miedo. Es normal que experimente cambios bruscos de ánimo (tengo que agradecerles a las hormonas esto). ¿Puedo sentir algo más? Dicen que sí, que puedo sentirme atolondrada o despistada. Hasta las mujeres más organizadas han dicho que el embarazo ha afectado su capacidad de organización, volviéndolas más olvidadizas, torpes y menos capaces de concentrarse. Trateré de no estresarme y tomarme con calma estos "lapsos mentales", ya que son pasajeros. ( ufff!!! qué difícil me lo están poniendo!!!)
A medida que mi bichito crece y se vuelve más activo, seguramente a mí me ocurra todo lo contrario (¿BINGO! En esas estamos desde uqe apareció en escena). Es decir, al expandirse mivientre, quizás ya no quiero moverme tanto. Aunque ya no siento la fatiga abrumadora de la primera etapa del embarazo, al ir creciendo en tamaño y peso me siento hinchada y se dificulta el movimiento.
Al mismo tiempo, dicen que es posible que tenga dificultad para dormir profundamente. ...( ¡JA! No duermo nada, directamente, llevo desde que me metí en esto que de las 4,5 horas no paso ni por despiste). Son mucha las posibles razones: las hormonas, la acidez, la indigestión, el despertarse para ir al baño, o simplemente la emoción y la aprehensión ante el nacimiento y la maternidad que se avecinan.
En cualquier caso ... así están las cosas y así se las hemos contado.
Glauka
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