28.4.06

ME CAGUEEEEEEENNNN! (o la vida es de color de rosa)

- Es que quería pasar por casa a eso de las siete y media a recoger las muletas –dijiste.
- Pues no voy a estar a esa hora, no paso por casa hoy, ya quedé a las ocho.
¡Pedazo de cabrón! ¿Pero tú que te has creído, que estoy esperando a que vengas tú por casa? “Por casa”, dices, “por casa”. ¿Ahora es tu casa? Vale que es tuya en un cincuenta por cuento, pero joer, YA NO ES TU CASA, en el sentido en el que decimos eso de “mi casa”.
- Mira, si quieres puedes acercarte ya mismo, voy para allá, tengo una visita, y tengo que ir a
enseñarlo.
Ahora es cuando olvidas que es tu casa ¿verdad? Pues estoy hasta los putos cojones de enseñar mi casa o tu casa si lo prefieres a posibles compradores, y ya ves, pedazo de imbécil, hasta tengo que salir del curro para hacerlo, como ahora, cosa que tú ni te plantearías por supuestísimo. Pero nooo, ahora no dirás eso de “por casa”, noooo.
- Es que no puedo, tengo curro, ya me está costando lo de quedar a las siete y media.
Si es que eres de un previsible!
- Es que C. se ha fastidiado un tobillo y voy a León a dejarle las muletas.
¿Qué C.? ¿Ese hijo de puta que tienes por hermano? ¿Ese que estuvo sangrándonos durante el tiempo en que compartimos casa porque, puesto que tu ganabas pasta, él tenía derechos sobre ella aún no se sabe en base a qué y tú aceptabas sin rechistar y yo, aguanté subnormalamente transferencias de seiscientos en seiscientos euros mensuales? ¿Ese cabronazo que lo único que se le ocurrió decir cuando le enseñamos el piso (TU CASA) fue que si tú te morías él heredaba porque no estábamos casados legalmente? ¿Ese tremendísimo hijo de Satanás que se enfadó porque hubiéramos hecho un seguro solucionando el temita de herencias en caso de fallecimiento, visto lo visto? ¿Ese cerrrrdo al que sólo le preocupaba cómo quedaba TU situación económica tras nuestra separación y, pensando el ladrón que todos son de su condición, pensó que me quedaría con tu empresa por aquello de ser abogada?
- No me interesa.
Por mí como si le cortan las piernas, vamos. Mejor la cabeza, directamente, para qué andarnos con zarandajas. Hay que ser de la pasta de C. para utilizar a la esquizofrénica de tu madre (declarada por fín) para hacer daño a las nueras, decirle lo busconas que somos todas (por mujeres) y lo bien que nos gastamos los dineros que ganan sus hijos esperando, he de suponer, el día en que nos rebanara el cuello. Hay que ser de esa pasta que sólo puede ser uno de tu familia para decirle a tu cuñada desde hace catorce años, el día de nochebuena, cuando mete en el frigo la cena que TRAE ELLA, porque no se cena en esta casa salvo que ella traiga la cena, que hay demasiada gente ese día.
- Oye si vas a pasar por casa ahora (obvias a qué voy a casa, claro) que si no te importa puedes coger las muletas y ya paso yo por tu trabajo a por ellas a las siete y cuarto.
¡MIERRRRDA! Ya me pilló. Y lo haré claro, ¡Me CAGUEEEEENNN to lo que se menea!
- Bueno, vale, pero sé puntual.
Y como soy imbécil en grado superlativo, voy a casa, tu casa si quieres, enseño el maldito piso, soy amable, simpática, les doy el puñetero plano y todo. Cojo las muletas de las narices y me vuelvo a mi trabajo, cargando con las muletas para el tío al que desearía meterle las muletas por el culo y sacárselas, horas después, por la boca. Ya las ví, encima, esas no vuelven, para acabar de ponerme de más mala ostia, si es que eso es posible.Y dan las siete y media y no has llegado, como yo podía haber previsto, porque siempre haces lo mismo, SIEEEEEMMMPRE llegas tarde a todas partes, JODERRR. Como si yo no tuviera nada mejor que hacer que esperar a que aparezcas, leches. Y encima no coges el puto móvil, no, para qué.
- Perdona es que me lié …- dices besándome escondido tras esos rizos que, ahora, rodean tu cara.
- Te estaba llamando para dejártelas en esta cervecería, que tengo prisa.
¿Pero tú te has visto en un espejo? Esos rizos serán para esconder las patas de gallo, supongo, porque el look de veinteañero grunchero no pega nada con esa cara de treintañero quemado, la verdad.
- ¿Has visto a T.S. en nuestra web?
- Sí, le he visto, sí.
- ¡Es un tío supermajo! Es un dios en esta profesión y es de lo más humilde, tía! (se te ilumina la cara entera, no sólo los ojos, casi tanto como cuando me amabas a mí. Ahora son T.S. y el trabajo quienes prenden tus bombillas) Dimos las conferencias esas y compartimos mesa y cafés, y hasta tengo su mail privado.
¿Y a mí qué COJOOONES me importa? El tiene más luces que tú, eso está claro, por lo pronto ha sobrevivido a sí mismo, a su empresa y a la fama, cosa que no creo que tú pudieras hacer, entre otras cosas porque a las dos primeras NO LO HAS HECHO YA.
- Bueno, que me tengo que ir.
- ¿Sales hoy?
¿Pero tú de QUÉ vas?
- Sí- miento, y mira que me cuesta mentirte- al final he quedado a las nueve y tengo que ponerme guapa.
Mamónnn, más que mamónnn, si te parece te digo la verdad, que me voy a casa, sola, que el mejor plan que tengo es seguir poniéndome de mal café, aporrear el teclado escribiendo un post para mi blog, a ver si así consigo deshacerme de todas las ganas de suicidarte a ti del mismo modo que tú suicidaste a quien yo amaba, ese que ya no eres y del que probablemente se ríe este asqueroso lleno de rizos que tengo delante de mis narices y al que me cuesta NO partirle los morros ahora mismo.
- Bueno, pues si eso, ya tomamos algo otro día.
- Sí, eso, otro día. –sonrío, que guardo muy bien la compostura- ¡Adiós!
- Ya te llamo.
No te estrellarás con el coche, no. Menudo disgustazo para C. cuando descubriera que sigo siendo la beneficiaria en el seguro de TU VIDA. Me acabo de reír. Esto es macabro macabro, pero que requetemacabro oye, pero me ha hecho reír imaginándome a tu hermano en tu funeral, diciendo lo tonto que eras, mira que no cambiar tu seguro de vida ni año y medio después de separado, seguir teniendo a la ZORRA esa, que soy yo, de beneficiaria.
Pd: Oye, que ya se me está pasando el cabreo y lo de estrellarte no iba en serio ¿eh? Ni se te ocurra, vamos.
Glauka

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27.4.06

VERDUSCÓN PRIMAVERAL

Tiene unos ojos preciosos.
Hace mes y medio que le veo en la sala de máquinas del gym, es amigo de un amiguete mío, y tiene un toque en la mirada supertierno. A mí es que siempre me han gustado las miradas negras, profundas, a ser posible abrigadas por espesas pestañas, y puestos a pedir, que sonrían. Y la suya lo hace.
Pero hoy ha sido diferente.
Hoy se acercó mientras yo me dedico a esta rehabilitación que odio con todo mi ser porque me priva de hacer mi spinning-descargadrenalítica-terapiasicológicadiaria-resistirresistir, y HABLÓ. Bien, bonita voz, y mirada limpia en las distancias cortas. Acto seguido se tumba a hacer pectorales con unas pesas delante de mí … ¡Dios Santo! ¡Pero qué brazos! Subía y bajaba aquellas pesas ENGRIFÁNDOSE a medio metro de mí, y mis ojos clavados en todos los músculos en aquellos brazos y hombros, morenos para más señas.

(¡Joer Glauka! ¿Qué leches te pasa? Con suerte tendrá veinticinco años, nena. Además, que le conoces desde hace tiempo y es el niño de los ojos bonitos, nada más. )

Y yo con mis elásticos de mierda, estirando una y dos y tres … hasta quince con cada brazo, para que mis tendones tengan a bien sujetar el maldito hombro como deben, que a fín de cuentas, es su cometido.
Cambié de sitio, tocaba de lado, asique allá que me fuí, a seguir estirando esta gomita verde de las narices. En pleno estiramiento lateral le veía de frente, corriendo que te corre en una cinta y joer joer joer … esa cadenita que le golpeteaba tras cada zancada en el PECHO me estuvo poniendo mala toda la serie. No tengo ni idea de porqué me fijaba en estas cosas, leches, que llevo viendo a este crío tiempo ha y no me había provocado esto antes. Me dí la vuelta para no verle, porque entonces tocaba un ejercicio que me marea con frecuencia y teniendo "AQUELLO" delante, el mareo estaba más que garantizado y no era plan.

(Bueno, bien, vamos recomponiéndonos, esto está mejor. Joer tía, estás mu mal, pero ¡¡mu mal, mu mal!! Es un criajo, y hablas con él confiadamente precisamente por eso, no la vengas a fastidiar ahora, que luego te pondrás cual tomate cuando habléis y él flipará.)
Finalmente me pongo en la maquinita esa que abre y cierra las piernas, una y otra vez. En realidad te las abre a lo bestia y tienes que cerrarlas tú para fortalecer no sé que músculos. Un coñazo, las cosas como son, pero a falta de spinning, pues que habrá que hacer algo, digo yo. Justo cuando empiezo, el criajo se pone en la máquina delantera a SUBIR Y BAJAR a una barra sujetándose con las manos … ¡Dios! No puede ser. Yo ABRIÉNDOME DE PIERNAS y PEDAZO TORSO que te mueres animándome a hacerlo. Menos mal que le tapa la cara, ojazos incluídos, la barra vertical y no ve como me RUBORIZO. Porque esto no es normal que me pase, no no no. Y menos con este niño, uffff.
¡¡Que se acerca!!
(No por favor que no se acerque… ¡no no no no no y no! Que se me va a venir toda la sangre a la cara, lo veo venir, que me estoy hasta atragantando ... ¡quédate ahí y deja de sonreírme ya mismo!)
"Sufrir" consigo entender entre las palabras del condenado, "máquinas de tortura" las llamó, mientras yo continuaba con el abrir y cerrar de piernas … no era normal, ni de coña. Hablando amigablemente de lo bien que se pasa en spinning, que no es nada aburrido como esto (seguí abriéndome de piernas, COMO SI TAL COSA, perdida la cuenta ya, en caso de que hubiera conseguido comenzarla, claro, ni idea de si ya he hecho la serie de quince de rigor, pero ESTOICA, oye, como si no estuviera a punto de desmayarme, mantuve la conversación). Decididamente estoy MALISIMA, porque mira a qué se dedican mis neuronas al mirar a este crío, insisto, que me habla precisamente porque no soy ninguna amenaza ni presa, es amigo de mi amigo, (por cierto, otro jovenzuelo con cuerpo de muerte, pero con el que nunca jamás he sentido nada así, lo juro y ruego que se mantenga esta situación)

Será la primavera.
O las hormonas ... no, eso no puede ser, que no estoy ovulando.

(¿Será que tengo ojos en la cara? )
Glauka
(Y es que hoy estoy de un FRÍVOLO...)
La ESPALDA de la foto, pertenece a mi amiguete, amigo, a su vez, del "prota" de este post. BUENAS ESPALDAS ¿eh que sí?

26.4.06

GRITOS

El Silencio, a veces, gRitA






*Contestación a mOe:) y un recuerdo para Bri sobre el silencio

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22.4.06

SIEMPRE ES SÓLO ÉL


Quiero darte todo el placer de que seas capaz”. Y me asusté.
Allí tumbada, aún no sé muy bien cómo, con las manos y los tobillos atados a las esquinas de aquella cama con dosel, sentí cierto miedo resbalar por mis piernas mezclado con mi excitación.
Susurraba junto a mis oídos estas palabras como postre a lo que yo creí que era el postre de aquel menú brutal de caricias y besos que el dejarme llevar propuesto por las ataduras, me había proporcionado. Aún tenía los ojos cerrados, cegados por la luz que me había reventado entre las sienes segundos antes, encendida por sus manos y su boca recorriendo cada centímetro de mi piel, allí, atada.
Un pañuelo me sorprendió apareciendo sobre mis pezones, acercándose a mi cara. “Déjame hacer, sirena” pidió al ver cierta duda fulminar el gozo en mi mirada. “No haré nada que no desees, te lo prometo, confía en mí”. Terribles palabras: “Confía en mí”. Eso de confiar no es lo mío, y él, lo sabe. Y sabe que por eso mismo me excito intentando simplemente confiar en él.
Desaparecen las tenues luces de los velones y cirios que garabatean sobre mi piel desnuda y con ellas, mi única fuente de confianza: su mirada es lo único que me empuja a confiar en él, a confiarme. Me besa tierno, desciende desde mis labios por el cuello recogiendo con su lengua los temblores que se escapan por mi piel, mis ojos, nerviosos tras el pañuelo, huelen el calor de su pecho ante ellos, al tiempo que se renueva el deseo con el roce de sus dientes en mis pezones. Sigue descendiendo, sopla en mi vientre y me retuerzo inútilmente buscándole, porque un dolor en las muñecas y en los tobillos me recuerda que estoy atada. Por fin reconozco sus labios entre mis piernas, aumenta mi excitación pero calma mi ansiedad, no sé si esto es exactamente así, pero así lo siento. Está ahí, donde urgentemente le necesito ya. Con la misma urgencia que necesito repetir el postre. Ya.
Pero no quiere que mi boca se acerque a él, es lo único que puedo hacer ahora, he besado su vientre con cierta furia, y me ha privado de lo único que me permitiría huir de esta concentración en toda la extensión de mi cuerpo que provoca, con sus caricias, con mi ceguera, con mi imposibilidad de movimiento. Siento aumentar el deseo, y no es para menos, continúa provocándolo con su lengua entre mis piernas, reconociendo mis muslos de tanto en tanto con ella, hundiéndola una y otra vez en mí cuando sus besos, mordiscos y succiones aceleran el ritmo de mis caderas, cuando sus dedos compiten sobre mis pechos con su lengua, a ver a qué altura se desencadena la nueva explosión. Porque sus manos sobrevuelan primero mis pezones rozándolos solamente, para luego aprisionarlos entre sus dedos hasta casi provocar dolor, soltándolos cuando quizás yo ya no sienta dolor alguno y desee que continúe, volviendo entonces mi ansiedad a coletear por todo mi cuerpo, provocando movimientos que me arañan las muñecas de nuevo, los tobillos, otra vez, y la dignidad, finalmente, al no poder incorporarme exigiendo y provocando que su deseo iguale al mío, al menos en señales
corporales.
Siento derretírseme el cerebro directamente mientras me lame el dedo gordo del pie, se fuga por mi boca dentro de un gemido profundo, largo que retumba por todo mi ser. Sus manos en mi pecho, su cabeza entre mis piernas y su boca en mis pies. ¿Cómo?
La rigidez de mi cuerpo y el temblor que probablemente delaten mi miedo le traen a mi lado, sin dejar de acariciarme hasta con su vientre y sus piernas, infundiéndome confianza a través de ese calor tan suyo, que me traspasa.

-¿Te gusta lo que sientes? -susurra antes de acariciar mi oído por dentro con su lengua, lentamente.
-Sí … -balbuceo, titubeante.
-Soy yo, eso que sientes, soy yo. (Continúa humedeciendo mi oído, atronándome con sus jadeos por dentro).
Todo el placer a un tiempo, sirena, déjame, no habrá nadie más para ti, créeme.
- Pero …
(me acaricia el pecho al tiempo que besa mis labios, mis mejillas, y hasta mis ojos a través del pañuelo) pero hay alguien más y, y no sé si yo quiero eso, no sé … (su cuerpo sube y baja adherido al mío, esa piel es la mía, sí, la reconozco, calma mi miedo al tiempo que temo volver a tener miedo)
- Serán mis labios y mis manos para ti, en todo tu cuerpo a la vez, seré sólo yo para ti, no has visto a nadie más, sirena, (se le escapa un gemido junto a mi boca) es un sueño tuyo, recuerda, y yo sólo quiero hacerlo real para ti (me estremezco al clavarse sus caderas sobre las mías, al sacar de mi olvido, con sus palabras, aquel sueño que me hizo despertar completamente húmeda y que le conté antes de saciar la excitación onírica con su cuerpo, y sobretodo, al sentir el deseo crecer en mis entrañas sin preguntarme si yo quiero).
Di basta cuando quieras parar, pero déjame ser todo tu placer sirena, déjame intentarlo.
Me muerde la boca como sólo él sabe hacerlo, rogando con cada beso y al tiempo, ordenando con sus besos. Mil palabras bullen en mi cabeza, luchan por salir en forma de duda, de ruego, de negativa o de aceptación, pero su boca se las traga todas, una tras otra se las engulle sin miramientos, esperando como respuesta sólo que mi cuerpo deje de temblar. Cuando la tempestad amaina, cuando el deseo vuelve a ser el único que reconozco dentro, cuando ha anestesiado a mis temores, pasea con gusto su lengua por mis hombros.

-Sólo tú estarás conmigo ¿verdad? -musito, sin ser capaz de alzar la voz.
-Sólo yo te besaré. (Acepta que acepte el juego a mi manera, que el miedo siga estando tras mis palabras).
-Sólo tú entrarás en mí …
- Sí, cielo, sí.
(Aprisiona mi cabeza con sus manos, besándome)
Sólo seré yo el que esté contigo donde tú quieras, seré sólo yo.

Mientras me besa o me desgasta los labios, siento su boca acariciándome un pie, y el vientre arde sin contar conmigo.

-¿Lo dejamos? -pregunta al beberse una lágrima huidiza.
-No, no (me retuerzo) sigue, no pares … (sigo retorciéndome)

Abriga con el calor de su boca los dedos de mi pie haciendo que desee desatarme al sentir la aspereza de su lengua doblegarse, nuevamente los tobillos acusan dolor, si bien ya no lo percibo como tal sólo, ahora tiene un no sé qué que me provoca un espasmo empeñado en abrir más y más mis piernas, mientras sus manos acarician con firmeza mis pantorrillas, el empeine, aprietan el nacimiento de los dedos. Respiga mi piel introduciendo una y otra vez mis dedos en su boca, lentamente, rápidamente, al ritmo que le viene en gana, uniendo ambos pies, dedicándose con parsimonia a uno sólo, acariciando las yemas únicamente con sus labios, abrazando su lengua al dedo que su boca ha recibido en su interior, mordisqueando la piel húmeda, y enviando a toda mi sangre trepidante a recorrerme entera, cambiando su rumbo una y otra vez con sólo cambiar la forma de lamer, de morder o de besarme los pies.
Y entre mis piernas, también le tengo, rebusca, mientras sus manos acarician mis rodillas, encuentra, rodea, absorbe, abandona a los aires frescos que pueden salir de su boca, engulle de pronto y vuelve a buscar cuidadosa o
brutalmente, según el momento. Recorre labios, examina valles, pozos y montañas, rebaja calores con su humedad cuando anuncian reventón de henchidos que están.
Y sus manos, sus manos también reconocen mi cintura, mis caderas, mis pechos, a ratos sus manos los recogen juntándolos para que su lengua juguetee a endurecer mis pezones al tiempo, para que el calor de su boca los aprisione a ambos a la vez, mordiéndolos rozando el dolor sólo, o tal vez doliéndoles con este dolor nuevo que provoca esta forma de deseo desconocida y que está adueñándose de mí.
Y sus labios se funden con los míos ahogando el enajenamiento que embarga al resto de mi cuerpo, aumentan el vigor de sus lametones al ritmo que mis huesos mueven los brazos y piernas que, escupiendo placer, intentan en vano desasirse de las cuerdas. Muerde mi labio inferior, tropieza con mis dientes, relame mis salivas desatinadas ya en su salida, borrachas ya de sentirle en todo mi cuerpo regalándome un deseo que me marea, me ahoga, me funde las carnes convirtiéndome entera en hambre insatisfecha de permanecer eternamente así.
Retumban mis vísceras, pierden el sentido y la orientación todas las partes de mi ser, se ahogan entre gemidos y el dolor que ya no siento invade mi cuerpo entre agitaciones que, en oleadas, me arrasan. Una y otra vez, viniendo por mil sitios diferentes, me alcanzan, me alborotan, gritan dentro de mí, y vuelven a gritar, arañan mi piel; sus bocas, todas, me besan y me muerden y me lamen y me abrasan y me rompen; sus manos, todas, me acarician y me comen y me desgarran y me encienden y me queman.
Sin descanso enlazan mis desmembradas partes, uniéndolas en una cadena constante de álgido deseo incontrolable e incontrolado, rezumando sangre y no sudor, vaciándome la boca de sus besos para que mis gritos terminen por silenciarse ante la imposibilidad de encontrar aire dentro de este desmayo al que me lleva cuando por fin le tengo dentro, quieto, inmóvil, satisfaciendo su deseo de ver cómo mis caderas son las que le buscan desesperadas, sin que las cuerdas y sus roces resistan ya las ganas de aumentar la agonía que me ofusca.
Una y mil veces. Desencajada de tanto encajar una descarga con otra. De encadenar espasmos y jadeos y gemidos y asfixias. De licuarme y evaporarme, para volver irremediablemente a licuarme de nuevo. De desfallecer sabiéndole en mil sitios diferentes al mismo tiempo entretejiendo los mil orgasmos que ha sacado de mis centros con varias bocas, varias manos, varios cuerpos, y un solo beso.

Porque siempre es sólo él.


©Glauka-2006 Siempre es sólo él

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20.4.06

HABLAME

Tu voz susurra o solloza gozos ansiados
que titilan en mi piel,
sigilosamente, entran en mi cuerpo,
y se clavan -ternura de fuego- en mis huesos.

Acaricio tus cabellos
buscando respuestas en ellos,
amándote mucho, deseando seguir oyendo a tu voz
intentando explicarme lo imposible:
me amas.

Ayer tenía miedo.
También sed.
Escucho agradecida a tu voz amarme,
palpándome cada cartílago, uña o carne doloridos,
Poco a poco, me narcotiza.

Sigo acariciando tus cabellos,
dejando que se escapen entre los dedos
las angustias densas,
estrujándolas con cada pelo que flota sobre lo que dices.
Sí, de eso se trata.
Tus palabras nunca podrán precisar cuánto me amas,
sólo lo que eres, lo que lo intentes, puede casi hacerlo.
Tus palabras son agua
que rebaja el ardor de mis dudas,
que labran amor en mi amor herido,
que sosiegan, unos instantes,
las marejadas enfrentadas que revuelven mi cuerpo.
Porque cuando tu voz se calle,
seguiré sangrando pánico o dolor,
asustándome al sentirme arrasada,
exhausta de tanto doler,
Deseando sentir como antes
sólo ganas de acariciar,
de amarte sin más.

Sigue ordenando a tu voz
morir explicándome que me amas.
Es la única forma de amarme.

GLAUKA

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17.4.06

FESTIVAL SALADO


Agitas tus aguas con brío.
Bates con furia, satisfecho, ríen tus olas espumosas.
Celebras borracho de tí mismo, conmigo.
El jolgorio de tus espumas es la fiesta que me regalas.
He vuelto a mirarte desde el mismo balcón, sólo mis ojos te miran, sin otros ojos que miren, como entonces, sin comprender las brumas que enturbiaban mis palabras silenciosas. No era feliz cuando aquellos ojos nos miraban a tí y a mí mirarnos, sin entendernos, al borde del abismo estaba jugando a no caerme, intuyendo tú, que terminaría por caer.
Esta vez, si bien temerosa por una sombra que pueda apagar la luz de mis escamas ante tus curvas, estoy bien.
Tranquila.
Y mi cola brilla sólo para tí, te dejas deslumbrar por los mil colores que hacen mis escamas jugando a seducirte, y estallas en mil besos ruidosos que te visten con un níveo manto festivo.
Siempre excesivo, bailoteas ante mis ojos bajo el sol, aplaudes una y mil veces rebosante de alegría y zapateo y lames mi piel dentro del aire que respiro.
De nuevo tu agua salada reconoce mis mejillas, pero no dentro de lágrimas furtivas.
Yo estoy bien.
Y soy sólo tuya.
Glauka
San Sebastián, Semana Santa 2006

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10.4.06

GASOLINA O DIÉSEL

Soy gasolina. Tú eres diésel. Al menos lo eras.
Mi madre intenta calmar, sorprendida, el desconsuelo que sacan fuera de mí mis lágrimas por haber echado diésel a mi coche en lugar de gasolina. No es para tanto, un error lo tiene cualquiera. Ya, ya, cualquiera. Yo no.
Acercándose un período vacacional, como era previsible, has llamado. No falla. Esa hora de conversación tan cómplice como siempre que “después” me pone cardíaca, pero que “durante” disfruto cual imbécil, es la responsable de que yo haya cometido tremendo e incomprensible error.
Siempre he sido gasolina. Todos mis coches han sido gasolina. Me ha gustado y me sigue gustando la velocidad y los coches un poco deportivos y hasta mi carácter tiene el repris de la gasolina, mis emociones, también, y hasta mis lágrimas salen rápidas sin pedir permiso, quizás alentadas por esa gasolina que me impulsa. Salgo un poco cara, vale, pero merece la pena.
Tú eras diésel. Te gustaban los trenes, los camiones y las furgonetas. El conducir con calma. Llamas un poco la atención allá donde vas como los diésel, por el ruido que meten, y es posible que tus emociones, ahora que lo pienso, sean diésel también, por lo de bajo consumo.
Nuestro último coche en común fue diésel, lo compramos justo cuando las cosas empezaron a ir mal, no fue ni el semideportivo que quería yo ni la Mercedes Vito que querías tú, que manda narices, al final, el término medio resultó ser un monovolumen de esos para familias, para los niños que íbamos a tener, con un techo acristalado por el que se asoman las estrellas que nunca llegamos a ver tras una noche de pasión. Y DIESEL. Por eso te lo quedaste tú.
Tras hablar una hora con tu telefónica voz me fui a echar gasolina a mi coche, y nada más irme me dí cuenta de mi error: había echado diésel. Todas y cada una de las veces que puse combustible durante el año que disfrute del monovolumen tenía que recordar que era diésel, para no confundirme, ya que lo mío, desde siempre, había sido la gasolina. Y sin darme cuenta, a lo imbécil, porque no hay otra palabra que lo describa mejor, termino de cargar el depósito con el combustible de aquel dichoso monovolumen para la familia que íbamos a tener y que no tenemos, que hace diecisiete meses ya que no uso, y que sin comerlo ni beberlo, una conversación contigo me ha hecho creer que tenía en la gasolinera.
No lloro por el error, son sesenta euros en ADA y treinta en combustible diésel, no es para tanto. Lloro porque soy imbécil, porque sé la razón del error, porque hablar contigo sigue descolocándome, maldita sea, porque te acuerdas de mí cada vez que tienes tiempo y me lo haces saber, porque en aquel monovolumen diesel de las narices viajaba un futuro que se perdió por el camino, porque no soporto que me sigan pasando estas cosas, porque era diesel.
Y yo soy gasolina. Me he subido a mi Mazda 3, con cierto aire deportivo y coche de chico, según me dicen mis amigos, gasolina, por supuesto, no podía ser de otra forma, subo el volumen de la música y me alejo carretera adelante. Huiré de esa vida que se quedó sin vivir que me da alcance de tanto en tanto, todo lo rápidamente que la gasolina me permitirá hacerlo. Necesito gritar, que mi voz acalle los murmullos diesel que retumban en mi cabeza y la única forma de hacerlo sanamente es cantando a Bebe, recordar que nadie puede hacerme daño, nadie puede hacerme daño. Solo yo.

Glauka

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6.4.06

REENCUENTRO DE IMPRESIÓN

IM-PRE-SIO-NAN-TE ha vuelto pasarse por mi vida.
Y sí, la morena le ha IM PRE SIO NA DO.
Pero no gratamente, todo hay que decirlo.
Con aire altivo acepta la presentación de mi hermana que le hago el sábado a las cuatro de la madrugada en las escaleras de ese pub de moda en la ciudad. Es que su primo, mi amigo, me ha tapado los ojos desde atrás, destapándomelos un segundo antes de que mis rodillas le reventaran los testículos, todo hay que decirlo, que apunto estuve, y claro, ¡hola!, Qué tal? y ¡Cuánto tiempo! no tardaron en llegar. La educación le echó una manita para aguantar el tipo en tanto que las ganas de volatilizarse se le escapaban por todos los poros de la piel. Y yo las olí perfectísimamente.
Igual el problema fue que no recordé su nombre a la hora de hacer las presentaciones de rigor … va a ser eso, que no acudió su nombre raudo y veloz a mi lengua cuando debía ser pronunciado. Lo intenté un rato pero nada, que se negaba a salir. Pero es que yo le miraba, y qué queréis, que sólo recordaba aquello de IM PRE SIO NAN TE, y claro, no era plan decirlo, aquí el IM PRE SIO NAN TE, no, no, no. La risa se empeñaba en salirse por mi boca imaginando que lo decía, y yo bastante tenía con encerrarla como para encima tener que hacer memoria. A esas horas. Con alcohol dentro. Estaba difícil, no me digáis que no. Por mucho que me clavara aquellos ojazos negros de forma fulminante, el “contexto” no daba facilidades.
Igual tuvo algo que ver también que su primo, mi amigo, me hubiera llamado y mandado sms un montón de veces, según dijo, para volver a vernos todos (el IM PRE SIO NAN TE iba incluído en ese "todos") y yo no le cogiera el teléfono. Juro que no es cierto, que sólo me llamó durante la semana siguiente al post de referencia (¡ays, que el no sabe lo del post!, entonces lo dejamos en que me llamó durante la semana siguiente a aquellas cinco dulces horas).
Quizás fuera que su orgullo afloró tras sufrir tres rechazos aquella noche tan estupenda para mi ego. Eso igual puedo entenderlo … no, no y no, tampoco. Porque vale que le rechacé, pero con la mejor de las sonrisas, si hasta le regalé una sonrisa de sirena y todo, hombre. No cerré puertas, no dije tío paso de ti, a ver si te enteras, básicamente porque no estaba segura de si pasaba o no pasaba de él, y si no me creéis, haced memoria, que a mí el zagal algo me interesaba, lo que sucede es que soy algo más leeeeeenta que el resto en tomar según qué decisiones.
Ahora que recuerdo: ¡que le ví hace un mes por la calle! Al percatarme de que esas grandes zancadas que estaban a punto de alcanzarme de frente traían consigo la llegada inminente del IM PRE SIO NAN TE, giré de forma instintiva para realizar un estudio pormenorizado del escaparate que tuviera a bien estar a mi altura, que de puñetera casualidad no fue el de una ferretería que estaba a dos metros, si no el de una tienda de ropa de críos. Me creí muy lista porque estaba casi segura de que no me había visto, pero he debido quedarme en el casi, y él, casi que me vió. Mierda.
Bueno, que digo yo que al menos le he causado alguna impresión, oye, algo es algo. Y es que, jolines, que no se puede ser tan susceptible, que conmigo hay que tener muchísima paciencia, por muy IM PRE SIO NAN TE que sea uno, caray, un poquito de empatía con las posibles presas, hombre, que no todo el monte es orégano, que diría mi abuela, también hay ortigas, a veces, en grandes matorrales, y no por ello el monte pierde su encanto.
Lástima que los IM PRE SIO NAN TES si lo pierdan con tremenda facilidad. Es que las ortigas sólo dejan de provocar urticaria si las acaricias a su manera, no ha habido en la historia nadie que pudiera coger las ortigas como le viniera en gana sin llevarse un "ardoroso" recuerdo.

¿Sabéis lo mejor de todo? Que no era para tanto el IM PRE SIO NAN TE después de todo. Debía estar ovulando aquel 15 de enero.

Glauka

10/4/06 EDITO: ¡Que le he vuelto a ver este sábado! ¡Que sigue siendo majo! ¡Que lo que le pasaba era que estaba "cortado"! ¡Que es dulce, simpático, agradable, tímido y guapo! ¡Que no, no me gusta!

5.4.06

DE ROSAS


El Principito se fue a ver nuevamente las rosas:
- No sois en absoluto parecidas a mi rosa; no sois nada aún -les dijo-. Nadie os ha domesticado y no habéis domesticado a nadie. Sois como mi zorro. No era más que un zorro semejante a cien mil otros. Pero yo lo hice mi amigo y ahora es único en el mundo.
Y las rosas se sintieron molestas.
- Sois bellas, pero estáis vacías -continuó-. no se puede morir por vosotras. Sin duda que un transeúnte común creerá que mi rosa se os parece. Pero ella sola es más importante que todas vosotras, puesto que es ella la rosa que he regado. Puesto que es ella la rosa que puse bajo un globo. Puesto que es ella la rosa que abrigué con el biombo. Puesto que es ella la rosa cuyas orugas maté (salvo dos o tres que se hicieron mariposas). Puesto que es ella la rosa a la que escuché quejarse, o alabarse, o aun, algunas veces, callarse. Porque ella es mi rosa."


Hoy por hoy, soy sólo una rosa más.

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2.4.06

MUDANZA

DESEMBALANDO LA ULTIMA CAJA DE http://spaces.msn.com/glaukamar/, que decía así:
Me cambio de casa. Para ser exactos, traslado mi hogar de domicilio. (Unas palabras se me cruzan a estas alturas de la mudanza por la cabeza: "Espero que no les pille malamente esta nueva dirección a mis amigos")
Es que esta casa tenía un grave problema con la cerradura, yo, siempre empeñada en tener la puerta abierta de par en par, y ella, de vez en cuando se atascaba, a más uno de vosotros no os dejó entrar en alguna ocasión, y eso no podía ser. (Y pienso: "Nicolás, ahora que te hago caso y me cambio de casa, no me puedes decir que no vas a venir a tomarte un cafelito por acá, hombre")
Llevo un par de semanas ajetreadísima buscando una casa a mi medida y con lo de la mudanza, ya sabéis lo que es eso. Creo haber encontrado la que a día de hoy, se ajusta a mis pretensiones, con un alquiler ajustado a mis medios económicos y todo.
He tenido que pintar, no sé si os gustará el color, pero como a mí me gusta, no sé explicar porqué, peo me siento identificada con ese color, pues, por lo pronto, así se queda. Siempre estaré a tiempo de hacerle un lavado de cara si es que mi ánimo ya no requiere ese color.
(Pero me temo que eso no va a ocurrir, que a mí me gusta morao, morao, morao, ¡qué le vamos a hacer!)
He colgado algunos cuadros en las paredes, son recuerdos de esos que calman ansiedades en una sirena, que me recuerdan de dónde vengo, que mecen mi cola dulcemente, haciéndola bailar al ritmo de las corrientes del mar que imagino me acarician, con sólo mirarlos.
Me he llevado casi todas mis cosas de aquí, todas mis palabras, mis sentimientos, mis miedos y mis alegrías, como no podía ser menos, ya que son mi equipaje, son lo único que tengo realmente, son la sirena que ha dejado de ser inmortal desde que lo sé, y me gustan, porque soy yo. Tengo un problema con todos vuestros regalos, esos que habéis ido dejando en cada una de vuestras visitas por las estanterías y en los cajones, y que se instalaron solitos en mi corazón, con todas las palabras, ánimos y momentos compartidos con vosotros.
( Ay! menudo disgusto cuando creí que no habría manera de traerme mis regalos íntimos, apunto esuve de no trasladarme) Está siendo complicado llevármelos porque son muchos, pero de un modo u otro, con más esfuerzo de lo previsto, pero me lo llevaré también a mi nuevo hogar, que no puedo dejarme mis afectos olvidados por el camino sin que mi cola de sirena proteste, que gracias a ellos, sus escamas cobran brillo y resplandecen. De uno en uno se me hace muy laborioso, asique he pensado llevármelos ya archivaditos, en lotes, porque, puesto que son míos ya, no creo que haga daño a nadie que los lleve así ¿no? (Y lo haré, poquito a poco como Chambao, pero lo conseguiré)
Hasta el portero se ha venido conmigo, ese que había acordado contarme las visitas, porque el que tenía contratado la casera anterior estaba un poco transtornado, y contaba las visitas de más, decía que iban unas doce mil, cuando no llegaban a diez mil …
Tengo que dar las gracias a un par de manitas que me ayudaron con la búsqueda y con la mudanza, que me dieron consejos muy muy útiles, y hasta agarraron el taladro y el martillo para poner las cosas en su sitio. También por la paciencia, porque la verdad es que yo sólo he seguido sus consejos si me reflejaba a mí el resultado, sino, para no variar mi tónica general, por libre. Además, se iban unas horas fuera y cuando regresaban la sirena se había dedicado al bricolaje y había hecho su santa voluntad ... El color fue ciertamente un hándicap para ambos, pero ya saben que acepto consejos, pruebo lo que me ofrecen y ... finalmente termino por hacer lo que me da la gana. (Gracias, gracias, gracias gracias).

Espero que os guste, que vengáis de visita, porque …

SÓLO ME FALTÁIS VOSOTROS. OS ESPERO.

Glauka

(¿Quién será mi primera visita? ¡Estoy impaciente!)

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