30.10.06

CALMA

Vino la calma, como si la hubiera llamado yo. Y no. Vino sola el mismo día que me hacía preguntas en esta soledad de uno mismo gritada a los cuatro vientos que oís, y contestáis. (Gracias). Una propuesta al atardecer de aquel día un poco expectante, me regalaba esa calma que posiblemente estuviera necesitando.
Dos días de calma he tenido, entre sol y nieblas, entre verdes prados y azules aguas. Con montañas al fondo y sin ruidos. Con risas y marisco en esa estupenda compañía que sólo se tiene a dos, compartiendo quizás ese algo más que echaba en falta. Con botas de monte y sin pintar la pestaña, dejando escapar ambas amigas algún miedo de esos que nos hacen dudar a veces entre los resquicios de nuestras corazas y que amordazamos estupendamente durante la alegría fiestera de la noche single.
Reír nos reímos igual, que fuimos un par de payasas para no variar, que debe ser algo que llevamos en la sangre, pero también nos dimos calorcito tierno, y disfrutamos en silencio de la inmensa naturaleza que, ella también, estaba en calma.

LA ISLA 005
El mar … el mar no quería gritar ni rugir, sólo lucirse manso. Hermoso. Entero para nuestros ojos y nuestro silencio absorto. Se acercaba lentamente, acariciaba, dócil, las rocas y las arenas, cegaba con el charol que se vestía bajo el sol, las nubes se embobaban en su seductor azul verdoso no pudiendo alejarse demasiado y así, se quedaron a disfrutarle, como nosotras, a media altura, la montaña, esa estaba imponente, erguida, evitando derretirse con las caricias que el mar le hacía al dobladillo de sus faldones.
Respirar lento.
Casi sin ganas.
Calma. Mucha calma.
El mar siempre me templa cuando le dejo colarse por mis entresijos, humedecer mis pensamientos, remojar mis emociones.
LA ISLA 009

(A las 12:36 a.m. con total seguridad así miraba)

© Calma -Glauka 2006

27.10.06

VIDA SINGLE

Estoy saliendo mucho. Creo que estoy saliéndolo TODO.
Que me temo le he cogido el relevo
a La Divina Gilda ;), y no paro en casa ni medio minuto. Cojo carrerilla el viernes, hasta las 7:30 de la mañana de baile, copas, risas y conversaciones banales como si tal cosa, el sábado repito, a ver si no voy a poder yo con eso … pero es que ahora ya hasta de semana, que empecé quedando el miércoles a tomar unos vinitos, y este último me he quedado a cenar, y porque me negué a las copas, que tenía que madrugar más de lo normal el jueves, que si no, en lugar de irme a las 2 de la mañana, me hubiera retirado a eso de las cinco como los demás. Y que veo que voy de cabeza a eso el próximo miércoles …
Si a todo esto añadimos que he quedado unas cuantas veces a comer al mediodía, otra de esas cosas que yo no tenía por costumbre hacer, pues que estoy que me salgo de mí misma, vamos.
Malo para la economía, como os podéis imaginar, pero es que encima, que me ha entrado un afán consumista de lo más tonto la semana pasada, que me gasté sesenta euros en libros, doscientos en lencería, y 100 más en una joya, en menos de 24 horas. Que eso no es ni medio normal en mí. Que es la primera joya que me regalo, que se trató de un autoregalo de esos de “porque tú lo vales, nena” que llevaba secuestrándome la mirada desde hace un montón de meses y que ya había “contado” a las dos posibles regalantes para los próximos Reyes, y no, entré como una exhalación en la tienda y dije simplemente: “Pónmelo ya”. ¡Ale! Con un par … pero de neuronas … sólo un par, eso sí. Que este mes me he gastado hasta lo que no tenía, o para ser exactos, con lo que tenía pero no debía contar con ello, que estaba bien ahorrado para montar un despacho de esos que producen dinero, y no, voy y me lo fundo en joyas, lencería, cenitas varias, libros, almuerzos de restaurante, caipirinhas, cervezas y vinitos … que la cabeza para peinarme, ya lo digo yo, no hace falta que digáis nada.
Y es que lo mejor de todo es que sí, que disfruto, que me lo paso en grande, que me río mucho y más que mucho, que bailoteo, que socializo –que habitualmente no veo yo a mucho ser humano en mis inmediaciones para compartir amigables charlas o risas o una cervecita- … pero luego, de pronto, me da un como no sé qué, un ahogo en la boca del estómago, y me pregunto:

¿ESTO ES TODO?

Evito el momento ese del ahorcamiento estomacal entreteniéndome con las moscas que se peguen en los cristales o con florecillas de las uñas de mi borderline particular si es necesario, pero a veces me pilla de sorpresa, y esa pregunta me pone nerviosa.
Está bien la vida del Single, sí.
Me río mucho, que es sanísimo para la salud y tengo cierta propensión a eso de las carcajadas.
Que sí, que lo paso bien, que no es fingido ni broma ni forzado ni nada de eso.
Pero
¿Esto es todo?
© Vida SIngle -Glauka 2006

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23.10.06

LA TOSTADORA (parte VI)


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(Arrasado ya, dolorido por no poder evitar terminar lo que desea no termine)

NIVEL 10????......... inevitable, es inevitable saltar al diez, compañera, ningún ser humano puede soportar más. Veamos como se hace insoportable la llegada de un nivel 10, como desearás llegue antes de tiempo. He recurrido a la música, a algunas letras que rondan mi cabeza, pero si están ahí es porque tú las has traído.
No se que me das ni que te doy a ti, pero tu física presencia duele confusa. Que mala leche tienes, amor, y que suerte la mía cuando se te sube desde los tacones al corazón. Sentada frente a mi, en exceso cercana con mis palmas llenas de ti, turgente y viva, latiendo, erizada, plagando de gotas tu cuerpo para que las lama.
El incendio que hay en tus ojos me dice “mátame a polvos” y yo te digo “a besos, a guisos, a risas, podría matarte también”.
Y sigues mirándome, no queriendo saber, ignorando mis tonterías, mordiendo tu labio, diciéndome que el exceso es tu droga favorita. Mientras, yo recuerdo que sigo siendo en ese beso que se me cayó en tu nuca, arrodillado al borde de tu cuello esbelto, como sombra de tu pelo enredado, entremezclando lágrimas de sudor que van a dar a un océano diferente, de arenas blancas que baño.
Tus pechos alzándome las manos, llevándolas de vuelta, con tu boca recorriéndome la cara, haciendo crecer mi deseo permanente de estar conjugando siempre dentro de ti. Me haces sentir refugiado en el vértice sombrío de un espejismo, sentado a la orilla de un reflejo azulado, acompañado de lágrimas que van a dar al interior de tu Océano, tan distinto.
Eres hembra sobre macho, mujer montando al hombre que deseas, sin saber ya si lo haces por ti o por él, simplemente por ambos. Eres fuego, hoguera sin extinción… en tu exceso me dices: “quiero correrme hasta el final y vivir la vida hasta el final”. Eres una yonqui de las emociones fuertes, excesiva en el sexo, excesiva en el amor, excesiva en el temor, excesiva en la cama, en esta silla, excesiva en mi mente. O todo o nada me dices. Yo te contesto “saltemos juntos al vacío”.
El mundo y tú sois puro exceso. De nuevo te hago sentir como mis labios rompen todo tu cuerpo, porque sé que así es cuando te beso en cualquier parte, en ese mentón que se pone a tiro, en el roce de tus labios, en tu cuello, entre tu pelo, en la curva con los hombros, en tus brazos, tu pecho, en esos pezones vivos del maltrato que a veces dan la locura de las manos. Pero sobre todo cuando cazo tu boca y no dejo que escape, cuando sigues trotando sin levantar tu cuerpo, sólo usando del vaivén de la cadera. Es entonces cuando te leo en la saliva, en el sofoco de tu caverna y me asustas, y me tientas, y me llevas contigo a vivir la vida esa hasta el final, a romper la vida hasta el final, a morir vivir hasta el final. Tu oscuridad me asalta y me hace imaginar que hacías cuando estabas sola, imaginar que debieron salirte alas de tanto masturbarte en tu habitación oscura y sola hasta el final, aprendiendo a volar, a correr, a saltar, a pegar, a trotar como ahora trotas, como ahora me follas, hasta el final.
Se que puedes sentir, que puedes gozar, que puedes amar y tener un orgasmo hasta el final, yo solo deseo dártelos todos hasta que la muerte nos separe.
Tus senos detonantes, tu boca diabla, tus caderas egoístas y tu entrepierna un infierno donde se quemaría cualquiera. Te tengo en mis brazos, en mis manos, en la punta de mis dedos, en la punta de la lengua, en la punta de mi verga y me sacio sin límite de ti, de lo que antes deseaba cuando no estabas, porque yo quería tocarte, suspirarte, aspirarte por cada poro de tu piel y derramarme entero en ti. ¿Cuánto tiempo hubiese soportado sin tocarte ni abrazarte, sin lamerte, sin olerte ni decirte que hablarte, hablarme y susurrarte es un arte?. En esta recta que parece final, que no quisiera fuese eso, sino otro principio de tu cuerpo con el mío, de tu alma salvaje destrozando la mía, lo único en lo que pienso ya es en que me folles, en follarte. Sólo quiero que me folles, solo quiero follarte, carne dentro de carne para ambos. Tu Monte de Venus, esa astronomía líquida que impacienta mi saliva, me hace desear que vuelvas a mis brazos. Fóllame duro, querida.
Mientras me montas sin conciencia de estar, sola, sintiendo que conmigo estas en otro lugar, yo te miro y me deleita la ausencia de pudor que usas conmigo. Gimes, chillas, jadeas, respiras, hablas sin sentido pidiendo que te mate a polvos, que te haga explotar una vez más. Como una salvaje invades mi proximidad, con todas tus garras clavándose en mi piel, con tu boca doliéndome en los labios, en el cuello, mordiéndome las orejas y tus pechos aplastándome, con tus nalgas imposibles de frenar, golpeando, azotándose contra mis palmas que esperan para sentirlas calientes y hacerlas sonrojar. Te siento tan cerca, tan dentro, tan mía, que temo perderte y se apoderan de mi unos absurdos celos. Cruzan preguntas para un futuro imaginado, donde tu estar terciaría a muerte para ambos, donde no podría callar mis preguntas, donde querría respuestas sobre con quién has estado, quién se a acercado a ti, quién te ha tratado bien, quién te ha tratado mal, quién te ha mirado, quién te ha alejado de mí, quién es el hombre detrás de ti. Ya se que eso es el final, porque tu única verdad sería yo mismo, pero no me siento digno de tanta belleza natural, de tu expresión desinhibida y libre hacia mi, de tu entrega maldita que arranca mi rabia por ver que todo termina.
Me enfureces y eso te gusta tanto como cualquier otra cosa que haga por amor. La media olvidada pasa por tu cuello sin tú notarla, hacia atrás, rodeándolo, ahogándote un poco para que te apartes de mi. Tus brazos obligados a cruzarse en la espalda, tus muñecas burdamente atadas y mis manos asiéndote la cintura mientras te embisto como querías hiciera, mirándote sin sonrisa, pleno de odio que sabes reconducir, que se no es hacia ti sino por saber que después de este final no habrá más.
Te dejas hacer, sumisa o sometida, ya no lo sé, pero gozas como antes no había contemplado en una mujer, sufriendo, muriendo y viviendo este final de ambos, casi sin poder pronunciar tu placer, murmurando, aullando por dentro, forzada al respirar. Tus ojos grotescos de rimel, plenos de lágrimas de incierto origen, tu boca casi sangrante, tu lengua haciendo el cuco, como una perra buscando el frescor que no encuentra porque mi boca no te lo da, porque me gusta verte así en éxtasis, toda erizada, sudorosa, temblorosa, sin miedo pero con temor de saber que aún puedes sentir más, sin saber si morirás, deseando morir porque no hacerlo significa que puedes quedarte con ganas de más.
Un abrazo en tu cintura, por detrás, otra mano deslizada hacia arriba, a la altura de tu espalda, recuperando la tensión que necesitamos ambos en esa media que te somete y lanza a una profundidad por llegar. Te inclino hacia atrás, ves tu cara a punto de la extinción en el espejo, mi mirada reflejada, la cima de tus pechos hinchados y plenos del dolor de la excitación, ves como me abalanzo contra ellos y busco comérmelos sin tu consentimiento. Una imparable embestida, la más profunda de todas, la que funde tu pelvis a la mía y entonces aparece el monstruo del placer que me alza y te sujeta en el aire empalada a mí, haciendo de tu cuerpo una bandera que ondula a mi ritmo, un lugar que venerar de entrega hasta el limite, irrumpiendo en la voluntad de cesar, alzándose las ganas del guerrero con un grito poderoso que te aturde y traslada al clímax inimaginado, follándote, follándonos como los animales que una vez fuimos en algún lejano lugar, derramándome con inusual tragedia en tu interior, estallando mi miembro pleno de venas contra tus paredes y su contracción, sin soltarte, esclava clavada a esta estatua en la que me convierte tu influjo, tus ganas, tu placer, tu existencia, la que te hace mujer.
Agotado caigo sobre ti en esa mesa donde todo comenzó. Ninguno de los dos podemos movernos, ninguno de los dos desea moverse, ni siquiera osamos respirar, sintiendo que esta muerte es perfecta para ambos.

He finalizado el nivel 10, he sobrevivido a lo que no creía podría.

(¿Dónde está ella? ¿Murió realmente?)
LA QUE, NO TENGO TAN CLARO QUE HAYA SOBREVIVIDO, SOY YO ... ¡¡¡¡DIOSSSSSSSS!!!! SALVAJE, ESO ES LO QUE HA SIDO EL NIVEL 10 ....

Que me he quedado ahí, sobre la mesa, como muerta ....

Bueno, empiezo a sentir tu peso sobre mí, eso es señal de que estoy viva, aún. Me gusta sentirte así, sobre mí, tan cerca ... seguimos vivos, te siento entre mis piernas, te siento sobre mi pecho, acabo de tropezarme con tu aliento ... eso significa que fue innecesaria tu rabia (pero bien recibida, que dio mucho juego y fue fantástico quizás gracias a ella) porque no todo se termina. Termina hoy, termina esta vez ... pero no "todo". Habrá más, ya lo verás.

(Pero los foristas estos, escritores del relato, hablan también entre ellos, y ella le comenta a él:)
¿Te has fijado? No hemos dado rienda suelta en esta sesión nuestra de sexo a esas fantasías que suelen salir en nuestros relatos, no. Nada de tríos, nada de distancias, nada de masturbaciones en bañeras, orgías, olores que recuerdan a alguien o strepteasessss ... aquí ha habido siempre, todo el tiempo, piel. PIEL: roce, frotación, labios, caricias, manos, contacto físico permanentemente, todo el tiempo, desde el grado 1 hasta el 10 ... en realidad ha sido un sexo, objetivamente hablando más "normal", ¿Más real quizás? No sé ... no voy a ponerme a pensar porqués, la explicación que se me viene a la cabeza no quiero ni pensarla, sí, esa que, estoy segura, tú también tendrás.
Y sí, es nivel 10. Sí, quema. Pero también arañó un poquito por dentro ... en algunos trozos, tú sabes cuales perfectamente, me tocabas la fibra sensible. Lo bueno es que esos detalles sólo son visibles para los ojos implicados en el asunto, nadie más los verá, es como un cuento dentro del cuento. Eso lo hace más especial.

Me gustaría ser así. O para ser exacta, me gustaría tener el valor de ser así.

Me has debido matar a polvos, porque ahora estoy como tierna. Sólo tengo ganas de acariciarte la espalda, así como estamos sobre la mesa. Oliéndote aquí. Y no pensar en nada.

(Y él, sentado en la mesa de su despacho la lee y dice en voz alta, sabiendo que ella no le oye pero le siente decirlo):
Siempre tienes que decir la última frase… pero no me importa, me gustas así presente de principio a fin.


Banda Sonora y letras empleadas en el nivel 10:
-Grupo: Orgasmical / Tema: Exceso
-Grupo: Siniestro Total / Tema: Carne Dentro de Carne
-Grupo: Coque Malla / Tema: Son Los Celos
-Grupo: Angel Petisme / Tema: Reggae del Basilisco
-Grupo: Estereoceano / Tema: En Tu Nuca


Recomendación Ambiente Bonus recuerdo del Nivel 10:
-Grupo: Lord Of Acid / Tema: Stripper

© EarthSea&Fire _ 2006

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20.10.06

LA TOSTADORA (parte V)

(La forista descubre una verdad que ni él sabía, que es posible más)

NIVEL 8 – Siempre es posible más, porque sin tiempo que espera nuestra presencia en otro lugar todo es infinito en el amar.
Sin separar las miradas, incorporándonos juntos, aún electrizados pero sonrientes, tiernos y sofocados pero deseando más para que el momento no se pierda y se haga eterno. Así es como te levanto en mis brazos y te beso de nuevo, como una virgen por desvirgar, otra vez más. Esa manía tuya de reconstruir el himen para volver atrás tiene mucho de empatía, mucho más por ser capaz de recordar que ya lo hicimos una vez, y dos, y tres, y que podríamos volver a hacerlo cientos de veces más, siempre en un increscendo de experiencia que nos hace avanzar.
Te alzo sobre mi, acunada en mis brazos, con los tuyos a mi cuello, calientes ambos por el ambiente que generamos…. Y te beso como si nunca te hubiese besado, con pasión, con deseo, con ternura de un principio ya iniciado. Sonreímos, si, ambos, porque sabemos que vamos a por más, porque esta llama no se puede apagar.
Tu cabeza contra mi pecho, la mía con la mirada al frente, feliz y orgullosa de tener lo que otros no tienen. Tomo asiento donde antes decidiste empezar a placerme. Tú sobre mis rodillas, tu boca se acerca, el calor no perdido se intensifica…. Y con el beso intenso las manos se reavivan, las mías buscan otra vez tus cimas, las envuelven, una por el costado tímidamente, la otra por el frente con descaro, con vicio incluso porque se que te gusta ese contraste que hace de tus pezones distintos ante el estímulo.
Ladeada sobre mí, presionando con las yemas mi vientre, buscas abajo. Lo encuentras, mi miembro siempre tuyo, dispuesto a tu estímulo. Lo haces erecto para ti, para mi también, para ambos.
Mi boca en tu cuello, mi mano bajo tu culo, visitando el valle entre las nalgas, mi otra mano entre tus piernas ya separadas, una de ellas casi colgada de las mías, removiendo tus placeres de hace un rato, buscándolos para traerlos de nuevo, penetrando los dedos en esa incursión donde el dedo gordo queda en la cúspide y frota a cada penetración.
Tu mano entre tus piernas, bajo tu muslo, masturbando mi sexo en claro ascenso de las ganas por tenerme de nuevo adentro.
Un último beso, tu mirada sin perder, y te giras sobre mí hacia un vacío donde los pechos quedan suspendidos, donde tu cabeza se inclina para que el pelo me asfixie, donde tus manos no me sueltan la verga y la dirigen egoístamente hacia la entrepierna, hacia tu sexo más hambriento que nunca. Adicciones de los manjares más suculentos… y yo me siento encerrado en este agradable suplicio que me ofrece el momento, entre el respaldo de la silla y tu espalda, la que no puedo dejar de besar y morder, la que me tienta y llama a mis manos a poseer tu frente de mujer.

¿Ves como si era posible? ¡!Incrédula!!! Ahora puedes alcanzar ese nivel 9, si es que te sirvo en bandeja el juego.

(Ni respirar se dejan)

NIVEL 9 – Tenerte dentro es lo que más me gusta en el mundo, entonces eres mío, entonces sé, tengo la certeza, de que estás conmigo.
Veo en el espejo hacia el que hemos terminado por girar la silla. Tus manos amasan mis pechos consiguiendo casi que cierre los ojos con ese cimbreo de tus dedos sobre mis pezones. Sabes que me gusta sentirte dentro, muy dentro, con mis muslos sintiendo los tuyos bajo ellos, con tu respiración enredando mi cabello y tu lengua recorriendo mi cuello, con ese pecho tuyo abrigando mi espalda y tus manos ... ¡Dios! Tus manos derritiéndome sobre ti directamente. Subo y bajo contigo dentro, el sonido acuoso de mis subidas y mis bajadas casi provoca una aceleración que sin duda alguna nos llevaría a un orgasmo de los que más me gustan, de esos en los que te tengo dentro y fuera al mismo tiempo.
Pero es tu jadeo creciente el que, respigándome la piel, me clava ese estremecimiento que me dice que aún no. Ese "Aún no" obliga a mis piernas a izarse, doliéndome tu pérdida como ni te imaginas, me arañas en tu salida a mí, sin embargo, es de ti de quien sale un quejido. Un quejido que se torna sorpresa porque, doblando mi espalda y posando mis pies por detrás de la silla, quedo abierta para tu mirada mi vulva, jugosa, empapada, boqueante incluso -que la premura de tu salida también hace estragos en ella-, mientras mis manos asen las tuyas bajo el asiento. Las entregas raudo, el movimiento de desgaste contra tu muslo izquierdo te enloquece, sabes que busco excitarme contigo pero sin ti, y en cada vuelta hacia atrás de aquella cadera que se adelanta una y otra vez, se abre para ti cada vez más y más hinchada aquella boca salivante y casi amoratada de ganas. Entregas tus manos porque sentir mis uñas clavarse en ellas es parte de ese placer que sólo encuentras viéndome desfallecer.
No te has dado cuenta. Estas tan absorto con el paisaje que se te ofrece que no entiendes muy bien como es que mis manos se aferran a tus tobillos ahora, mientras te lamo hasta las rodillas desde allí. No te da tiempo a pensar con qué es que tus manos están sujetas al respaldo de la silla, porque el temblor que esta lengua mía te crea en esa parte interna donde se juntan tus rodillas, te nubla la vista hasta casi conseguir que pierdas de vista el espectáculo húmedo que, con su sonido, el mar trae a tus oídos. No quieras cerrarlos, no, quieres seguir mirando el rastro húmedo que ya empapa tu muslo y provoca ese chapoteo del ir y venir sobre ti, cada vez con más fuerza, con más ahínco, que te vuelve loco escuchar.
Pero los cierras. Terminas cerrando los ojos y yo lo sé. No te veo en el espejo no, que estoy demasiado ocupada con mis restregones contra ti y chupeteándote los dedos del pie cual dulce chocolate. Lo sé porque gimes sordamente. Lo sé porque relajas el muslo, y lo siento morir entre mis piernas. Lo sé porque desaparece la tensión de tus rodillas, y las siento desfallecer con mis pechos.
Me levanto dejándote bajo la uve que forman mis piernas y veo en el espejo el brillo que mis jugos han dejado sobre tu muslo, veo tus piernas aflojadas, veo tus manos pegadas a la silla. Veo mi sexo empapado, se me antoja precioso ahora. Veo mi vientre hinchado, mis pechos magnificados también, mis aureolas crecidas y hasta un poco más oscuras de lo habitual, nunca me había visto antes así, como me ves tú.
Interrumpes con un beso en las nalgas que se convierte en un mordisco. Giro la cabeza sin cambiar de posición, te miro, y vuelvo la vista al espejo. Vas regando de besos mis caderas, lamiendo el sudor que probablemente allí estaba antes de quedar tu cara frente al espejo también, a la altura de mi ombligo, junto a mis caderas. Juro que deseo tus manos sueltas ahora como ni te puedes imaginar. Sólo puedo pensar en ver cómo me acaricias allí, frente al espejo, ver tus manos hundirse en mi sexo una y otra vez, ver tus ojos mirando cómo yo miraría tus manos hundirse en mi sexo una y otra vez. Desearlo me duele tanto como que lo hicieras, me temo, porque muevo mis caderas como si así lo hubieras hecho, y estoy por apostar que el goce es el mismo.

- "Tócate" consigues articular con esos ojos que se queman de encendidos que brillan en el espejo.

Poso mi mano sobre el mar húmedo que tengo entre las piernas y muevo mis caderas hasta encajarla allí. Tú muerdes mi carne hasta el dolor porque lo que ves te gusta. Y yo me acaricio lentamente, con cierta fuerza, resbalando mis dedos dentro y fuera, sobre ese montón de carne sonrosada hasta el límite imposible, al tiempo que ondula mi espalda. Pero no es suficiente, no puede serlo.
Abandono tus ojos en el espejo, los cambio por los tuyos cercanos. Mirándote a los ojos desciendo sobre ti, insertándome sobre tu verga, buscando así lo que realmente necesito ahora y lo que tú no puedes demorar más. Una primera vez hasta el fondo, te quiero entero dentro al menos la primera vez, para calmar mi ansiedad, y luego, jugando con mis rodillas, conseguir convencerme a mí misma de jugar sólo a dejarte en la entrada, poniendo al alcance de tu boca esos pechos que intentas alcanzar y alcanzas, intentando convencerme entonces tú a mí de que te deje entrar más.
Mis manos acarician tu cuello, tu pelo, y poco a poco tu boca, mordiendo, lamiendo, chupeteando un pecho, el otro, ambos al tiempo, consigue convencerme… y te engullo de pronto sin preaviso, al tiempo que ahogo en tu boca el grito que se me escapa.
Cabalgo contigo dentro, muy dentro, como a mí me gusta tenerte, comiéndome tus besos furiosamente, mientras desesperada suelto la media que unía tus manos (ahora descubres el cómo habían sido inmovilizadas) y, sin soltarlas, las poso en mi pecho, ordenando sin palabras, sólo con el gesto, que tus manos destrocen mis pezones.

Acelerando el movimiento al compás que marcan tus manos sobre mi, tu respiración en mi boca y el olor de tu deseo que inunda el aire ... llegamos al borde superior del nivel 9.
EarthSe&Fire

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19.10.06

LA TOSTADORA (parte IV)

NIVEL 5 – Desnudo sobre ti, sintiéndome a las puertas de un océano virgen, luchando contra tu respiración para besarte, venciendo a tu huracán interior, a tus palabras sin sentido que tanto me gustan ahogar por hacerlas mías y absorber su energía, yaciendo con tus gemidos aplacados por mi sin voz, labios contra labios, sin cerrarlos, tentando, bordeando tu suave carmín como si fuese precipicio hasta caer por él.
Expiramos ambos nasalmente, liberando todo lo viciado de otros, del entorno, de tu hoy, de mi ayer, buscando en ambos el oxígeno que necesita esa parte del cuerpo que vive siempre que deseamos morir.
Tus manos alocadas me encierran y me hacen presa, empujan bajo mi cintura, se aferran a mi cadera y amasan los glúteos de terca manera.
Tus piernas alzadas, más abiertas que nunca, dobladas contra ti, sujetadas por mí en su forzada y flexible posibilidad.
Tu sexo abierto, hambriento, incluso creo que ruge al verme cercano, que clava sus labios sobre la carne que te alimentará, busca sorberme hacia un interior de infierno que hierve por tenerme. Te siento, estás loca por que te posea, deseosa en extremo, y eso me gusta.
Tu piel rezuma un olor peculiar, animal, de hembra en celo que busca en un solo ejemplar ser cubierta por el centenar. La humedad de tu piel habla por ti, de tus ansias, de tus ganas de sentirte de nuevo follada, penetrada, simuladamente forzada, y yo te torturo con eso, con la espera que mi miembro ofrece a tu necesidad, al de hacerte sentir más allá de una carne y ansiar el amor, por dura que sea su llegada.
Me alimento de tu beso, te robo el alma y cuando la siento salir me aparto, el mismo momento que cruzo tus fluidos desbordados de suplica, lubricada, preparada para recibir un estacazo profundo sin contemplaciones, lento e interminable, inmutable a tu escapar, verdugo de lo que te tengo que dar ... clavándose en tu carne, alimentando la hoguera que uno no quiere ver apagarse en esa tu caverna.
Son sombras, son mitos, son fantasías, lujurias, noches sin compañía, las que veo salir de tus subliminadas facciones, las que escucho brotar del poco aire que te quedaba, inhalando por los ojos mi presencia. Es mi mirada sabia de lo que hago algo que no soportas, porque no imaginas soportar más después de tanto tiempo sin sentir a un hombre en tus entrañas, sobre ti, sin saber si te usa o te da lo que necesitas.
Son tus orgasmos una tentación, motivación para el sostén, algo tan bello de sentir que le hace a uno olvidarse de ser digno por recibir placer. Y me encanta violar con la vista tus pezones que antes retorcía.
Ni siquiera notas que mi polla esta fuera de ti, que son ahora mis dedos los que te visitan de nuevo. Ni siquiera sabes que no son mis labios los que te amordazan, sino mi otra palma. Esta vez deseo raptarte el orgasmo entre mis manos. Disfruto mirándote mientras gozas los infinitos que desembarco en ti.
Mucho me temo, por no saltarnos las reglas de nuevo, que estamos en nivel 6… este juego tercia a insoportable.

(Sin preámbulo por parte de ella, es decir, sin decir lo de NIVEL 6)
Me desbordo. Me desbordas tú, tal vez, no lo sé. Ni siquiera comprendo que me estés mirando interrogante con este nudo desatándose desde dentro de mí en estos instantes, me acaricias la cara, tu mirada se humedece acristalando tus ojos que siguen preguntando, me besas y entonces lo comprendo.
Saben a sal tus besos, saben a agua tus besos, recupero mis lágrimas en cada uno de tus besos, y entonces comprendo que rompí aguas por dentro, que tal vez las rompiste tú, no sé, cuando extirpaste mis furias internas con cada placer que me has arrancado, y esas aguas, rebosando por mis ojos, humedecieron tu mano hasta alcanzar los tuyos y convertirlos en esa pregunta que no pueden esconder.
Te beso con ansias tiernas, te abrazo con mis piernas aferrándome a las tuyas, queriendo fundirme, atravesarte, leer los secretos que aún me guarda la cara interna de tus huesos. (Tengo miedo cuando desnudas mi cuerpo por dentro, quizás sea eso) Tiemblan las manos de la que te recorren, de la que te aprietan contra mí, recuperando el latido normal para cada poro de mi piel porque tú compartes el tuyo. Se templan los besos, tus labios me acarician lentamente y los míos arrullan tus hombros, tu barbilla y de nuevo descienden, mimando tu piel, hasta los hombros.
Lento.
Tus muslos encontrados con mis muslos, tu pecho sintiendo mis pechos, tus brazos fundiéndose con mis brazos, tus piernas escondidas entre mis piernas, atadas nuestras cinturas, comiéndose todos los poros y todos los pelos más allá de los músculos. Mirando tus ojos desee tocarte con mis entrañas, y te hundes entre mis muslos, lento. (Atendiste a mi ruego porque tú sabes leer en mis ojos).
Te refugias en mis pliegues hasta las caderas, ocultándote allí de los mundos imaginarios que rodean esta realidad en la que sólo existe este deseo. Te cubres hasta los hombros de mí, con cada embite entra más de ti, dentro.
Lento.
Desgarran mis ojos el silencio, no sé si gimo o jadeo o lloro, no sé si gimes, jadeas o lloras, sí sé que te robo la imagen del fondo de tus ojos en ese momento, mientras el roce sosegado de nuestros cuerpos ensordece nuestros cerebros, justo entonces te abandona y deja de pertenecerte a ti. Y cierras los ojos cuando los míos te cuentan que nuestro mundo, este que está encerrado entre nuestros cuerpos, explotará en cualquier momento.
- "Mírame" - te sorprende la firmeza de aquel sonido mío, por creerlo imposible.
Me miras y te dejas mirar mientras acunamos el mar que ambos llevamos dentro, sabiendo que la marejada va en aumento, escuchando cómo comienza a rugir, y a revolverse, conteniendo su furia y sus intentos de oleaje, sólo con nuestros cuerpos.
Lento.
Clavados tus ojos y mis ojos, sin que la frontera marcada por nuestros poros, calores y pellejos dejen escapar un sólo ápice de esta única realidad, van reventando, una a una, todas las venas del cuerpo.
Lento.
Mirando y dejándome mirar en el momento en el que se funden mis huesos con tus huesos, mis tripas con tus tripas, cegándose nuestros ojos, pero mirándote por fuera, por dentro y desde dentro.
Lento.
Leyendo en mis ojos, con tus ojos abiertos, que seguimos juntos huyendo en esta oscuridad incendiaria que nos acoge como a uno sólo sin relojes, sin medidas, sin distancias y sin tiempo.
(Es posible que no haya subido el nivel de tueste oficialmente, personalmente considero que tus ojos decían que esto era nivel 10, quizás porque los míos, abiertos, te contaban algo de un máximo de intimidad mirándote así ... venga, ¿lo dejamos en un nivel 7? ¿o es posible más? de ser así ... tendrás que enseñarme ) *es posible más ... contigo seguro que es posible más, así que ... enséñame;))

(La forista descubre una verdad que ni él sabía, que es posible más)
EarthSea&Fire

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18.10.06

JUNTOS EN ESTO

EXPLORAR, AVENTURARSE, CORRER RIESGOS, ESCARBARSE LAS HERIDAS, DESESPERARSE BUSCANDO RESPUESTAS QUE NO EXISTEN, EXPLICACIONES RACIONALES A LO IRRACIONAL, ESCUDRIÑAR EN UN MISMO ... son palabras desangradas, evaporadas, degradas, gracias al equilibrio que da el día a día.
Hoy tengo un día de esos que no tragan ni engullen, que se quedan mudos dejando que arrase ese sentir oscuro que tiendo a controlar, que para eso soy experta en resistir, resistir, resistir.
El tiempo otoñal, me digo, esa bajada de presiones atmosféricas que tanto me afectan, que me recuerda que no dejo de ser un miserable animal al que los cambios climáticos, el viento caliente (ese que me revuelve los pensamientos tirándome de los cabellos desde hace tres días) y las presiones bajas previas a las tormentas, le descolocan y enrabietan las entrañas.
Una de cal y otra de arena, que en eso consiste esto del vivir, en nada más ... ¿nada más? Vuelve la oscuridad a tirar de esos hilos invisibles con los que me maneja a su antojo. Siempre es así, los subidones tienen bajadas, y cuanto más alto subo, más abajo veo la realidad cuando me toca pisar el suelo. Me lo repito una y otra vez.
Déjate equilibrar, Glauka, déjate, no te resistas a eso. Ni lo intentes: no puedes mantener ese grado de locura mucho tiempo sin quemarte en los infiernos, sin que se te cuele en el cerebro la absurda idea de si no será esto lo que llena los manicomios.
Probablemente tú tengas algo que ver también, pero lo negaré. No quiero c omprobar que puede ser más negra la oscuridad aún.

(La misma canción. Hoy, sin embargo, suena desesperada)

© Juntos en esto-Glauka 2006
(perdonar este paréntesis en la tostadora, pero tenía que escupir muy lejos)

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17.10.06

LA TOSTADORA (parte III)

(Y él dice y decide cambiar)
NIVEL 4 – En efecto, a esto se le llama nivel 4, como no después de tal atrevimiento sin medir las palabras, en un ataque directo al epicentro masculino. Y eso puede traer graves consecuencias, quizá saltemos directos a un 10, pero no, no se puede romper las reglas.
Cuando una mujer es mujer que conoce al hombre no merece nunca una rápida respuesta a su estimulación. Parece extraño, pero pocas veces sucede que una sabe mantener el justo nivel que tanto hace sufrir al macho por un “ahora me corro y no quiero eso, porque lo que quiero es correrme en el coño de ella”, la verdad que donde sea si se apodera la lujuria de uno, incluso la boca es buen receptáculo.
Pero no has dado con un ser normal, porque mis manos no sujetan tu cabeza sino que inclinan tu mirada hacia mi, que estoy arriba, como un Dios que no se hace notar pero que tu deseas se culmine como tal en tu interior.
Será por una extraña hipnosis de las palabras no dichas más que con el calor de las manos, de ese leve tirar de ti hacia arriba con la punta de las yemas, el mismo que posa las palmas paralelas en tus hombros y te canaliza en ascenso, deteniéndote un momento al sentir tus pechos arropando mi polla, usando de tus ganas por besarme y mi oposición, creando la fricción que necesito para de nuevo sentirme en el limbo de la posibilidad. Sigues conociendo lo que me gusta, por eso me gustas, por eso arropas tus turgencias ardientes y quemantes de pezón contra mi pubis y sigues buscándome más allá de lo que crees puedo soportar. Esta vez soy yo y mi decisión, y dudo en derramarme generoso entre tus pechos o torturarme yo mismo bajo el dominio que te impongo.
De un arrebato de tomo por los brazos y te levanto sin darte la oportunidad de liberar el encierro de los pechos entre tus manos, recorriéndome todo el cuerpo con tu exultante voluptuosidad hasta amarrarte con mi boca los labios.
Mis manos se han vuelto locas, te sujetan la cabeza por la nuca y la otra viaja por tu costado, sobre tu espalda, contra tu culo de hembra que descubro bajo la braga y amaso y hago sentir culo de puta porque es tu culpa el desenfreno de este deseo. Ya estas bien fijada a mi, a mi boca, a mi espalda con tus brazos y una pierna liberando la lencería impregnada de tu sexo en vilo intenta ascender hasta que una de mis manos la frena y sujeta en el punto justo que exhibe tu húmedo sexo en celo.
No se si lo vas a poder soportar, si no vas a ser tu la primera en correrte en esta carrera, pero no me importa y yo no voy a frenarlo, no señor, que para eso las mujeres sois multiorgasmicas y a mi me gusta eso, de darte placer con los dedos, acariciando tus femeninos labios, penetrando entre ellos, frotando tu clítoris con calma y desespero y aplicar el castigo inevitable de unos justos azotes contra la vulva, para que sepa quien manda antes de ser penetrada.
“¿Gozas cariño?” te digo, y no puedes responder más que besándome, mordiéndome el labio que luego te visitará. “¿Sabes lo que mas me gusta de tu beso?, el gusto a polla de tu boca, mi polla, la que se obsesiona por penetrar en ti a cualquier precio”.
No te creas que esto va a ser tan sencillo, y me arriesgo a pasar a un nivel cinco todo solito, puedo hacerte correr una tercera vez con mi mano, incluso una cuarta y penetrarte al unísono por el ano sin que te des cuenta de ello en tu estado dilatado, ofrecido, entregado, sumiso al placer que ya habías olvidado.
Cuando unos brazos de hombre te levantan por la cintura sin perder de él su tacto más íntimo contra tu vientre, ya no sabes si vuelas o aterrizas, lo único que descubres es que estás tumbada sobre la mesa donde momentos antes yo me apoyaba y soportaba tus habilidades de mujer. Ahora, aquí, con mi boca entre tus piernas, sabrás lo que es gozar con la misma intensidad que con las palabras que te puedo dar.

¿Sigues en el nivel 4?..... ponte cardíaca, no disimules, y lánzate al 5.

(Razonablemente ella contesta)
¡¡¡¡PERO ESTO QUE ESSSSS!!!! ¿Se supone que, puesto que sube el nivel, tiene que estar más rato tostando o qué? ufffffffffffffff!!!!!
No sé de dónde has sacado fuerzas para cerrarme las puertas de tu aliento, donde hasta entonces respiraba, y hurgando con tus labios mi vientre, ahogas tus gemidos entre mis muslos. Es posible que busques la ausencia del pudor con el que jugábamos antes, mientras recoges los temblores que se escapan por mis muslos con tu lengua, esperando a que crezcan aún más esos labios gruesos y seductores que salen desesperados ya, a darte la bienvenida. Buscas humedades que no calman tu sed, las encuentras, te las bebes todas, y sigues teniendo sed.
La seda de tu lengua, se convierte en lija que atrae a la noche de mi cabeza, tus manos ascienden dejando desnudas mis piernas y mis caderas que se quejan durante los escasos segundos en que consiguen darse cuenta de tu ausencia allí, porque es tan fuerte tu presencia en mi sexo que empiezas a extenderte, desde ahí, por mi cuerpo, empiezas a ocuparme lentamente. Sólo sé que quiero más de ti, más de tu piel y de tus sentidos, y entrarte por la boca hasta las entrañas ... sigues mojándote la cara entre mis piernas ascendiendo con tus brazos por mi vientre, clavando tus manos en mis costillas, no tanto como ellas desearían te clavaras, alcanzas mis pechos y con un único tacto lento, brutalmente suave, me invades, me ocupas, estás en toda yo, reventándome en las sienes, temblándome entre las piernas, iluminando el fondo de mis ojos, y empapándote dentro de un gemido por mis labios.
Y me hundes, y me alzas, y me sumerges, y me estrellas contra ti, porque ya no puedo más que dolerme en cada sonido que huye de mis entrañas, o de ti, que en ellas estás, por mi boca.
Me respiras hondo, sintiéndome más tuya porque me alejo, pese a estar desparramada en tu boca, pese a que doble el cuerpo sin separar mis pezones de tus dedos. Porque me encaramas al fondo de la luz, del deseo, entera, con todo el aire y las almas que habitan mi cuerpo.
Engullo tus labios con la fruición que me asola, ver a tu musa desfallecer de urgencia y desesperación te ha obligado a cerrar su boca, a ahogar con la tuya sus gemidos, a tragarte esos gritos que son sólo tuyos. Y sentir tu peso, tu piel, ese inmenso " estoy aquí" con toda mi piel, el calor de tus manos en mis mejillas, tu sexo clavándose en mi vientre, tus piernas entre las mías, tu cadera, tu culo, tu espada bajo mis manos, todo eso calma la desesperación y ansiedad, pero revive el deseo.
(Ya no tengo ni idea de en qué nivel estamos .... )

(…)
EarthSea&Fire

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16.10.06

LA TOSTADORA ( parte II)

(Recomendación: leer primero La Tostadora parte I)
Seguimos en el nivel 2, chatilla, que no hemos pasado al tres todavía…. Veré qué puedo hacer para solucionar esta tarea de equipo.
Si alguien muerde con esa sostenida presión tu mentón será porque se encuentra delante de ti. Ese mismo alguien que hace un instante reconocía en su brazo el estremecimiento de tus pechos al sentir tú la humedad en el lóbulo, cuando sin darte cuenta pasó rodeándote el cuello como la presa que interpretas ser, el mismo que ahora acopla su pierna entre las tuyas, abriéndose paso entre ese “no estoy segura”, clavándose con la ternura del ladeo hasta sentir el calor de tu cuerpo que atraviesa ambas prendas.
Y sigues contenida, esperando mientras los dientes se apoderan de tu labio inferior, cazándolo en un cepo del que no sabes huir. Te siento arder entre los muslos, me quemas y haces suspirar, logras escapar de lo feroz, inevitablemente entras en acción.
No soy yo, yo sólo espero. Recibo tu boca más carnosa, la de turgentes labios incendiados, húmedos por darme su beso. Y yo espero, porque en esta espera tus ojos son vidriosos y se nublan en los míos, porque tu respiración ambienta con el vaho de ambos, porque tu piel me roza y tus manos se agarran a mi cintura, porque no sabes estarte ya quieta y despiertas haciendo que me sienta tuyo, porque tu voz ya no pronuncia pero se repite en mi mente, porque me acaricias la nuca y voy hacia ti en un largo viaje, en tu busca.
(Procederemos a una mínima intervención sobre el evento, para no distraer al lector, simplemente diremos… responde ella).
Sólo quiero lamerte, lamerte hasta que mi lengua desfallezca en esa carrera incansable que la lleva por tu boca, por dentro, por fuera, por tu cuello, mientras mis manos reconocen tu torso, y ese calor conocido que hoy, ahora, no es el hogar que habitualmente encuentro en él, hoy se eriza al tacto de mis manos y tiembla cuando éstas, con avidez, buscan bajo el pantalón tu vientre. Sin detenerse siguen surcando tu cadera, tu cintura, tu espalda, arriba, abajo, en un afán de posesión que las hace forzar su tacto cada vez más ... y mi lengua quiere seguirlas, las sigue a otro ritmo, sedienta quizás, robándole el alma a lenguetazos, recogiendo lo que conoce de tu piel, esa temperatura que necesita reconocer para saciar su necesidad de ti.
Desciende mi lengua por tu pecho, por tu estómago, y casi sin darse cuenta me deja quieta, en cuclillas, frente a ti. Me izas, pero mis piernas te aprisionan a la altura de tus rodillas. Mientras me levanto hasta quedar sentada en la silla, empujo tus caderas sobre la mesa, mirándote a esos ojos que llevas intentado cerrar los últimos minutos. Y acerco mis labios a ese vientre tuyo que me vuelve loca, tan loca como a ti loco el roce de mis labios sobre la piel fina que me espera allí, lo suficiente para ondular tu cuerpo buscando mis labios con tu sexo. Me gusta la sal que nace en ese trozo de tu vientre, caliente, palpitante, y sin embargo, dulce. Es ingenuo ese trozo de ti, justo ese que tiene piel de niño, tan cercano al fuego. Esa piel que tú no entiendes qué poder ejerce sobre mí y cómo es que me hipnotiza, pero que yo siento tililar levísimamente bajo mi lengua con vida propia y me derrito.
Alargué tu espera. Tus ganas me gustan ansiosas, desbordadas, arrebatadas. Casi como tú.
Sigo, sintiéndolo por ti, estamos en el nivel 2 ... de continuar como pretendía hacer estaría en nivel 4 directamente.
(Turno de él, decidido o encendido)
NIVEL 3 – Son tus besos, tus roces de labio sobre mi carne de sexo, los que siento como dulce caricia. No osas tocarme con tus manos, posadas sobre tus rodillas dejas que me acaricien tus mejillas, inhalando en tus fosas el inconfundible aroma masculino, besuqueando el arranque, el tronco por su base hasta dejarlo rebotando en el aire después de apartar tu nariz.
Me miras y sabes lo que espero, yo siempre espero cuando eres tú la que decides, confiado me tienes a tus artes de darme lo que deseas.
Esta vez los besos se forman en unos labios prietos que pellizcan la tensión de la piel, separándose al tiempo que recuperan su turgencia. Y son tus ojos, no tu boca lo que me excita, tu manera de mirarme con esa mezcla que te embriaga, de deseo, de ternura, de ganas de entregarme el placer que sabes deseo y puedes darme. Todo sucede cuando mi mano se posa casi sin posarse en tu mejilla, rozando la comisura de los labios. Mi último paisaje entre mi vientre y tu mirada son los montes excitados que avanzas al inclinarte, luego todo es humedad en esta oscuridad que mis párpados generan. Algo en mi interior crece más de lo que creía mientras te imagino, mientras tu mejilla frota mi palma y se apoya en ella.
No se si podré resistir esta sensación, no se durante cuánto, sólo deseo que la hagas eterna. Pláceme lento, amor.

Cumplido el escalón del nivel 3, ¿te mantienes? ¿O cruzas el umbral?
(Terca ella en avanzar)
RETOMANDO EL NIVEL 3 – Te miré un instante, quieta, sentada mientras te recuperaba, porque cerrando los ojos te ibas de mi lado, y te quiero ahí, conmigo. Rozando suavemente con mi lengua, sintiendo tus caderas con mis manos (que me gustan tus caderas, me gusta el calor que me regalan cuando las aprisiono con mis manos), sólo mi lengua chupeteaba lentamente, sólo la punta de tu sexo, esa que se henchía e hinchaba, cambiaba de color, exhibía turgencias ansiosas.
Sin dejar de mirarte empecé a pasear mi lengua y mi boca por toda tu polla, de arriba abajo, hasta llenarme de ella para luego echarte fuera sin contemplaciones, y volver a tenerte dentro, y volver a repudiarte. Estás rasurado por completo, para mi supongo, es un gustazo lamer toda tu piel (mi piel ahora) suave, hacerte sentir el contraste del frescor de la saliva en mi boca caliente, jugar con ella, tu polla, con mi lengua, succionándola sin rumbo, sin seguir el camino que se supone se sigue en estos casos hasta hacer que estalles de placer ... no quiero eso, no, quiero disfrutarte y así empiezo nuevamente a recorrer el camino desde la base hasta el capullo para chuparlo con verdadera ansía mientras con mis manos abrigo todo ese miembro que ya es mío. No te miro, ya no me miras, estás perdido en algún lugar recóndito donde te ahogas en mi humedad, te ahogas en mí.
Puedo oírte respirar fuertemente, se que ansías que no siga el camino habitual, que te haga subir y bajar pese al dolor de esa bajada, que quieres irte del todo, pero al tiempo no quieres irte aún .. se posan tus manos sobre mi cabeza con la intención de marcarme el ritmo de los movimientos, pretendiendo entrarme toda, hasta el fondo de la garganta. Sólo un par de veces logras tu objetivo, porque sé que en realidad no es eso lo que quieres, no.

Yo juraría que seguimos en nivel 3 pero claro, tú eres el que ha padecido mayor calor, así que tú dirás.
EarthSea&Fire 2006 La Tostadora

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13.10.06

LA TOSTADORA (parte I)

(Previo antecedentes de una semana antes:
(Terminado un mensaje privado en el foro, una forista envía besos a un forista preciado)
- …. Besos, de esos que hoy tengo ganas de dar a quien se me pase por delante. Si, si, si, siiiii, de esos me refiero, de esos que tanto te gustan, que tanto me gusta darte. ¡Ala, para que sufras!, que tu ya sabes como son, así te acuerdas de mi, así se acuerda alguien. Si te tuviera aquí te los daba a ti.
Despedidas de estas suelen ser habituales y detallan el estado del forista en ese su lejano día.
Pasan cosas por la red, todos lo sabemos, pero sacadas de contexto pueden entenderse mal, o quizá no se pueda saber como entenderlas. Lo que está claro es que se adoptan costumbres necesarias de lo más parecido en los matrimonios. Un día se despiden entre ellos como si nada, fríamente (casi nunca, porque incluso en verano place calorcito), y otro alguno de los dos delata su estado. Es algo que desconcierta y que distrae por interpretar en el otro alguna sugerencia o afinidad extra que no se había calculado en el tema. Sucede un día, luego pasan algunos días sin suceder, pero vuelve esa intensidad y su sugerencia y si se le da cancha se convierte en un frontón inacabable. Lógico que sucedan cosas y se abran verdades.
Prólogo al evento de hace cuatro días:
Se despide un forista de una amiga especial.
Especial por saber compartir más de lo que otros se atreverían a dar sabiendo que de cacho, ná de ná, sobre todo porque no quieren, porque esto de darse cariño y llenar la fantasía del otro ya les place y les mantiene amigos.
Pero siempre hay maneras y días en que unos y otros están más receptivos e incluso hacen interpretación por interés de las palabras, sin que eso resulte problema para esa amistad. Veamos la despedida que él le deja a ella:
-….Ahora no recuerdo que tipo de besos me dejaste la última vez, pero por no subir mucho el nivel dejaré yo unos sencillos besos en ambos lóbulos de las orejas (sí, desde atrás, como si no estuviera mientras ordenas esos papeles de la mesa).
Ciertamente que se acordaba de los últimos besos que había recibido (rezaban así de ella : “No te beso hoy. Que no, no insistas. Que estoy aún un poco encendida y te mordería. Noooooo, nooooooo, deja en paz mis orejas. No insistas. (o síííí)”)
Buena costumbre esa de besarse por la red, de hacer del beso una filigrana más propia de orfebre que de gente de a pie, porque los otros importan y dar besos ornamentados para la ocasión sirven para algo más que besar, sirven para acompañar, para decorar el camino de vuelta a casa o simplemente decorar las nubes donde estás. La coincidencia del beso en ambos extremos de la red suele ser mutua en muchas ocasiones, sintiendo paranormalmente los amigos entre ellos qué tipo de beso necesitan y con que intensidad.
Esos besos en las orejas, en los lóbulos de ella, encerraban la intranquilidad del que había vivido una semana de besos candentes como si nada sucediera. Él decidió por primera vez y sin pensarlo mucho, más bien nada, resolver ese asunto candente de los besos, algo que necesitaba aliviar de ella para aliviarse él también.
Sin mayor preámbulo le envió un juego con el que no sabía que resolvería, ni siquiera si ella lo aceptaría. Así le decía en su mensaje privado:
¿Quieres jugar a la tostadora?, me lo acabo de inventar, con reglas, claro, no iba a ser a tu estilo libre y al que pudieras escapar por cualquier lugar. Que “¿cómo se juega?”, te estarás preguntando ahora (sabiendo él que su afirmación era arriesgada por no haber jugado antes de esa incierta manera con ella) . Te cuento:
Hay 10 posiciones en la tostadora, evidentemente la 10 calienta lo más. Cada uno va graduando desde el uno pudiendo replicar con el mismo grado (eso si, sin saltárselo, después del 1 viene el 2 y así hasta el 10, se trata de retener en el nivel sin saltar o saltar si apetece en búsqueda del 10).
Empiezo "La Tostadora" (de momento para dos):
….y empezó el juego de marras que aquí les dejamos mirar.
NIVEL 1 – meto las tostadas y pienso, que rico que debe ser untar los lóbulos de las orejas de esta mujer con unas gotitas de miel (post formación de coleta en el pelo y dejando la nuca al descubierto, recogido con mano hacia la testa, tipo tocado manual). Me miro esas gotas doradas y dulzonas y me digo... las lamería casi sin tocarlas, para pasarme el día de oreja a oreja, respirando entre ellas al paso por la nuca.
(a vuelta de correo)
Dicho lo cual diré que la música que escuchaba ahora mismo, y no me creerás pero juro por lo más sagrado que es cierto, era Morphine (él le dió a conocer el grupo), que me puse a buscarlos aquí, en casa, en radioblog, y estando yo con "Cure for Pain" de fondo, resulta que me lames las orejas ... ufffff ... no sé si lo sabes, pero ese saxo (creo que es un saxo o un instrumento de estos de viento potente) me pone, de alguna manera, me pone. Y sin preaviso ni nada, una lengua me lame el lóbulo de la oreja izquierda, punto débil donde los haya, por cierto. Tiene que ser tuya la lengua, evidente, no hay duda al respecto.
Cierro los ojos al tiempo que doblando el cuello hacia abajo y a la derecha, intento escapar ... inútil porque eres más rápido, o quizás ya sabías que eso sucedería, y ases mis hombros dejando que tu aire me acaricie la nuca ... morirme quiero. No me di ni cuenta, con tu lengua dejabas algo frío posado sobre mi piel, y con tu aire ¡Dios! el frío retemblaba erizándome el vello y poniéndome la piel de gallina.
- Quieta -susurrabas, y seguías posando miel con tu lengua- luego me lo comeré.
Olías a deseo. (Pero no querías pasar al nivel 2 y me aguanté las ganas)
(La forista atendió bien la sugerencia y emprendieron juntos el camino. Seguidamente lo que él replicó sobre lo contado por ella)
Es que me gusta verte así, de espaldas, con tu cuello desnudo mientras te sostienes el pelo, observando el vello en la nuca, deleitándome con tus hombros, con tu espalda inclinada de sumisa manera, porque sé que de sumisa nada de nada, pero me gusta soñar con tu esclava manera más propia de quien se deja llevar hacia lo que vendrá que de alguien temeroso y por eso estático.
Tu nuca lamida aún brilla, y los dedos de mi izquierda la acarician, suben hasta detrás de la oreja y se impregna una yema de la miel por lamer. Con un índice erecto la palma bordea tu cuello pudiendo ahogarte, recogiendo tu barbilla, ascendiendo, hasta hacer visible esa gota melosa frente a tu boca.
La chupas y sin mediar palabra te abrazo por el frente, asiéndome a tu hombro izquierdo. Mi otra mano te devuelve la posición de la cabeza, te sujeta, te inmoviliza en esa inclinación de ahora hacia el mismo costado que antes, dejando libre todo tu cuello.... y la boca cae fulminante para hacerte morir de ganas, besando el tallo de tu excitación, mojándolo, lamiéndolo con una fina punta de carne, cortante pero agradable. De nuevo la oreja izquierda, todo su lóbulo en mi boca.
¿Sigo estando en el nivel 1?, es que ya no lo tengo claro, creo que sí ... pero igual tú no.
(A estas prontas alturas del juego ambos ya estaban conectados. Sigamos con el turno de ella. Nótese cierta indecisión al evadir referirse directamente a él, algo que en próximas entregas desaparecerá).
NIVEL 2 – Has dado el salto, ¡¡sí, sí y sí!! ¿cómo que no? Lo sabré yo que soy la que "sufre" la consecuencias del saltito de marras ...
No puedo soportarlo, que no puedo, no, no, no puedo. Me derrite y no puedo ni pensar, en esto debe consistir el dejar-la-mente-en-blanco famoso, porque no hay más en el mundo que sus labios, su lengua y mi cuello. Bueno y estas ganas de pegarme a él, de que mis piernas tengan a su alcance las suyas, de que mi vientre sienta el suyo frente a él, de que toda mi piel pueda respirarle, porque eso es lo que quiero, eso es lo que deseo, comerme esos labios desaforadamente, hambrienta, con la mente así, en blanco, como él y sólo él ha sido capaz de ponerme la mente, con esos labios resbalando por mi cuello, garganta abajo y vuelta a subir reconociéndome con los dientes ... y tengo que aguantarme las ganas, tengo que hacerlo, que es lo que él desea, que me aguante, lo sé.
(Claramente ella desvela un matiz interior de deseo no confesado, que confiesa incluso sin querer hacerlo. Él, caballero que es no se llena de gloria, simplemente sigue sin darle importancia porque lo importante aquí es que ambos se sientan cómodos).
(Seguirá subiendo la temperatura ;)
EarthSea&Fire 2006 La Tostadora

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11.10.06

TE QUIERO


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Y me duelen los labios de apretarlos para no decirlo. Hierven por dentro los tequieros que no digo, se amontonan y hasta se amotinan en ocasiones, peleando por salir, aunque sea escupidos, pero salir. A veces rebosan, atronan mi cabeza y abarrotan mis oídos intentando escaparse de algún modo, encontrándose conmigo todas y cada una de las veces con mi Fusil Denton apuntándoles directamente a la cabeza.
La brigada antiglam me informa puntualmente de la mentira que supondría dejarlos escapar y ser oídos por alguien. Es imposible. Es mentira. Sin embargo el sentimiento durante esos instantes es real porque duele amordazarles. Y la necesidad con la que apuran todas las posibles puertas por las que salir, también es real, que bloquearles es harto difícil cuando emplean toda la fuerza de una pandilla de heroinómanos en plena abstinencia bullendo por huir hasta por los cabellos.
Tú eres más arriesgado o menos calculador, más pasional o menos controlado, no sé, y sí, tú lo has dicho en un par de ocasiones. Eso es terrible porque los míos cogen bríos, y tengo que hacer verdaderas filigranas de las artes marciales para evitar su fuga. "Claro que lo entiendo" tengo que decirte inmediatamente para calmar tu ansiedad, "¿no lo voy a entender?" pensé en ambas ocasiones: esa necesidad acuciante saliéndose a borbotones por todos los poros de la piel de desembarazarse de esas dos palabras que martillean dentro de tu cabeza, ese burbujeo que aumenta el ritmo para terminar rugiendo y amenazando con mordernos por dentro, son de los que tú consigues escabullirte al liberar dos palabras nada más. Es sólo ese momento, esos escasos segundos en los que crees que perderás la razón si no les dejas brotar al menos una vez, es entonces y sólo entonces, cuando me quieres.
La brigada antiglam se equivoca, sí. No es mentira que te quiera, claro que no. Es una nueva forma de querer pero que se resume en las mismas palabras, esas que no le he dicho nunca a mi madre porque no tengo costumbre, y que ahora parecen haber emprendido una batalla contra mí. Y contra ti, ya lo sé, que parte de su estrategia es esa de crearnos las necesidades al tiempo, que descubro cuando tú, que eres más arriesgado como he dicho antes, haces o dices algo que yo llevo amordazando unos días ya. Se me clava un agijón que ni imaginarte puedes cuando me sorprendes con esas cosas, pero sé que es una maniobra más de esos tequieros que estrangulo a la más mínima ocasión, que, he concluido, tiene vida propia, y tercamente se empecinan en salir a ver la luz del sol ya, que ahora no se conforman con ensordecerme bajo la luna, no. Se han empecinado en ser pronunciados, por tu boca y por la mía, testarudos ellos no tiene suficiente con ser pensados y sentidos durante unos instantes, obstinadamente se han empeñado en existir, quizás, para demostrarnos que no son el peligro que vemos acecharnos, porque son otros tequieros diferentes a los que conocíamos hasta ahora.
Por si acaso, no bajaré la guardia, seguiré prohibiéndoles el tacto de mis labios como vestido para lucirse ante ti, que no las tengo todas conmigo, y nadie cuidará de mí si es ésta, otra treta de las suyas, y terminan siendo lo que tanto miedo me da de ellos.
© Glauka 2006 Te quiero

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8.10.06

DIVORCIOS

"Te daré el divorcio si eso es lo que quieres, porque cuando amas a alguien no puedes negarle nada de lo que te pida."
Y manda narices que haya sido una estúpida comedia romántica americana la que me haya abierto los ojos. Acabo de descubrir porqué se matan la mayoría de aquellos que se divorcian.
Y de paso, porqué nosotros no lo hemos hecho.
No te lo he dicho, pero me reconforta.
Glauka

5.10.06

Revisión salarial: una inversión a largo plazo (o Mujeres: trabajadores de segunda VIII)

Estimado señor jefe:
(que sé yo que le da como gustirrinín eso de que le llame jefe)
Tengo 36 años, una licenciatura, un máster en Dirección de Empresas, trabajo en esta nuestra casa desde hace casi ocho años durante los cuales he efectuado labores de todos los tipos imaginables cual gerente en funciones, y bombero apagafuegos varios en sus ratos de ocio, y he de indicarle, que usted ha ganado una más que considerable suma de dinero gracias a mis servicios, sin olvidar la ingente cantidad que ha dejado de pagar a Hacienda, también gracias a mis servicios y que, como no ha salido de sus bolsillos, olvida usted incluir en la partida de ganancias con demasiada frecuencia.
Cierto es que a cambio usted ha contribuido al logro de mi superviviencia mediante el abono de un exiguo salario mensual. Sí, he dicho exiguo, jefe, no entiendo el porqué de ese frunce de ceño, es conocedor usted de esa característica del salario que me abona, de lo contrario no sería tan permisivo con el ejercicio libre de la profesión por mi parte y con las incursiones, que dicho ejercicio por libre de la abogacía efectúa en ocasiones en mi jornada laboral ordinaria, esa que abona usted con el salario exiguo del que hablamos.
Decía que tenía treinta y seis años. Bien. No pretendo yo vivir en un chalé como el de la veinteañeraaúnpreadolescente de su hija, Dios me libre. Sí, ese que se paga con el sudor de mi frente, que su hija sudar, lo que se dice sudar, no suda, no. Vivo en una vivienda de esas que la señora ministra consideraría de lujo, de más de 30 metros, cierto, pero alcanza los 50 raspados, y en fin, que la perrera de Miki (ese "nieto" que le ha proporcionada la nena de sus amores) mide 56 metros ...
Paso por alto este detalle, venga, no me quejaré, que al menos tengo vivienda, sí, ya sé yo que siempre puede ser peor según usted, ya, ya lo sé, peor para los demás siempre es posible, especialmente si está de su mano empeorar la situación. Tal y como vienen haciendo en los últimos tres años, jefe ¿no huele el humo? Porque se le está quemando la serrería, no sé si es que nadie le ha contado nunca la historia de la gallina de los huevos de oro o que se trata de un desafío personal contra la lógica y sus consecuencias, pero juraría, no es por molestar, no, pero juraría que su gallina está en las últimas, que tiene a toda la plantilla de un contento que pa qué con esas no subidad de IPC anuales, con esas no subidas de sueldo en los últimos 3 años (curiosamente coincide con la contratación de la preadolescente o borderline y el abono de su supermegachalé y demás complementos seudobarbie) así como con el aumento de la partida de gastos de forma tan brutal, casi el doble, desde que la borderline, su marido y Jefe junior desembarcaron en esta nuestra casa. Ya, que son jefes también, que al parecer es una cualidad heredable independiente de la inteligencia y eso no se lo discutiré, pero no sé si se da cuenta de que soplan vientos nuevos hasta para la monarquía en este país en el que desarrolla su actividad esta nuestra casa, la de todos, sí, no lo olvido, es la casa de todos.
No se me empiece a encencer, jefe, que le veo venir. No me diga eso de que de aquí comemos todos porque unos comen muchísimo más que otros, vamos, dónde va a parar. Porque yo podría recordarle que también tienen que trabajar todos, y entre los cinco que ahora se reparten las funciones de usted no consiguen hacer lo que hacía usted por las mañanas simplemente. No es peloteo, ojalá, pero no, es una triste realidad que, curiosamente, no se ve reflejada a la hora de comer de aquí, empleando sus expresiones: digamos que no comen entre los cinco lo que comía usted, ni hablar, digamos que cada uno de ellos viene a comer como dos veces por usted, que sí, que le han salido tragones las criaturas, que problema de apetito no es.
Vale, pasaré por alto también el malestar general que, al menos a mí, me esta creando una tuberculosis de primer grado, que son ocho horas diarias respirando este enrarecido aire, jefe. Pero voy a pasar del tema. También voy a pasar del poco equitativo e injusto reparto de la comida en esta nuestra casa, venga. No me compararé con ellos, que todo no se puede tener en esta vida, ya lo sé, y la envidia es muy mala, ya. No se preocupe, no daré importancia a que la borderline gane tres veces mi salario y la hipoteca pagada, pese a tener la EGB gracias a los bolsos de Hermés que su señora esposa tenía a bien regalar a los profesores, que sino, ni eso tendría la criaturita, y pasaré también por alto los desprecios que hace la nena porque sé, tiene razón, como siempre jefe, que están basados en la envidia más ruin y mezquina, que eso de ver que los demás son la ostia de listos a su lado, pues como que le molesta más que mucho. Venga, lo paso también.
Pero es que verá, jefe. Esta semana le he ahorrado 390.657 euros en tres temas en los que llevo trabajando desde el año 2002, y están al caer otros dos temitas que, junto a los anteriores, subirán la cifra que se ahorra hasta 486.453 euros, más intereses. No es que me moleste que no haya habido aún una palmadita en la espalda. Tampoco que nadie haya celebrado nada, cuando llevaba esta nuestra casa en estos lodos fiscales desde el noventa. Ni que no haya dicho usted nada a nadie, ni en la empresa, ni fuera. Menos aún me afecta, creáme jefe, que me haya repetido unas ciento cincuenta mil veces que usted no debía nada (hay que fastidiarse, los tropecientos embargos los tenía yo, si le parece). Y que no quede ya espacio en el carnet ese de "celebraciones de éxitos pendientes con Glauka" tampoco me afecta mucho, para serle sincera del todo, que he ido apuntando todas las veces que usted me decía aquello de: "Esto tenemos que celebrarlo" y ya le dije anteayer que no queda espacio donde apuntar esta última promesa de celebración en el carnet, que ésta la dejáramos que se la llevara el viento, directamente.
Lo que me molesta es que siendo tan rematadamente buena en mi trabajo, no sólo no lo valore usted sino que yo no pueda vivir dignamente de mi trabajo.
Bien. He ganado su silencio. Eso es bueno. Porque ahora quiero que me escuche con atención porque ya estoy embalada: sé cuáles son los argumentos a esgrimir cuando se solicita un aumento de sueldo, sabe perfectamente usted que los sé, que para algo soy también la encargada de los Recursos Humanos en esta nuestra casa. Pero yo sé que usted sabe cuáles son esos argumentos que se están desgañitando a voces desde hace ya un montón de años para que me ponga el sueldo que me merezco, y sé, que maldito el caso que les ha hecho a todos esos argumentos.
Por eso hoy no le voy a dar esos argumentos, porque ya se los sabe y se los pasa, uno a uno, por el arco del triunfo.
Quiero tener un hijo. Sí, lo que oye. Hay una cosa que se llama inseminación artificial con donante de semen, cuesta unos 4500 euros, si todo sale bien a la primera, claro. Ya, ya, que me los puedo ahorrar, si ya lo sé, por eso no se preocupe que ya tengo varias ofertas al respecto, tengo unos cuantos fichados a través de internet. Eso es lo de menos. El problema viene después. Resulta que si hago números no gano para mantenernos con vida, que es de lo que se trata, a la criaturita y a mí, con el sueldo ese exiguo que me abona usted. Le diré que me da para pagar la hipoteca de la perrera en la que vivo, (estoy haciendo comparaciones nada más con la perrera que tiene tu hija, y qué quiere, que es más pequeño mi habitáculo), los gastos del coche y de la vivienda, que gasta poco dado su reducido tamaño, para que vea que pienso en todo, mal alimentarme y mediovestirme. Punto.
Si, que me voy de vacaciones y esas cosas, que cae algún finde especial y eso, pero ya sabe que eso me lo costea el ejercicio libre de la profesión, ese que me permite usted que ejerza con cierta condescendencia con tal de ahorrarse unos eurillos... ese. Y claro, si tengo un hijo, pues que se acabó el ejercicio libre de la profesión, que tiempo para todo no va a haber, que sustituiré las demandas nocturnas por pañales y biberones, y éstos, no producen ingresos. Asique no dispondré del dinero que hoy invierto en salud mental a través de cenas, bailes, viajes y caprichitos varios para gastármelos en el infante en cuestión. Vamos, que dispondré unicamente de los emolumentos que tiene a bien pagarme por mis servicios y ahí es cuando ya me molesto como mucho muchísimo.
Usted ha tenido hijos, y sus hijos viven como no viviría yo ni aún siendo hija suya, que ya es decir, que yo curraría porque me va la marcha y lo sabe. En general la gente tiene hijos, quiero decir que pueden mantenerles con vida y mantenerse a ellos mismos con vida también al mismo tiempo, sin tener que elegir cual de ambos sobrevivirá gracias al sueldo que su empresa decida pagarle. Esta nuestra casa no es una ONG, que aquí al que no curre sin ser de la familia del jefe se le indica donde está la puerta, por cierto, otra de mis funciones, que ni narices tienen para despedir a nadie los de su casa, jefe. Ya sabe que, pese a la licenciatura en Derecho, soy de mixtas, y los números se me dan divinamente, que fue algo por lo que me fichó en su día (no sé si desgraciado día aquel, ahora que lo miro desde la distancia, fíjese). A lo que iba, ya sabe por donde voy, ya sabe que sólo con lo que le he ahorrado esta semana tiene para mi sueldo hasta la jubilación vamos, asique puedes empezar a considerar que a partir de ahora le salgo de gratis, no le cuesto un duro, perdón, un euro. ¿De verdad que no le da vergüenza ni lástima saber que es el culpable de la no perdurabilidad de mis genes en el tiempo? Piénsalo bien antes de contestar, jefe, que usted se ha reproducido, y más hubiera valido que se la cortaran antes de hacerlo, pero lo ha hecho. ¿Y yo? ¿No ve que los hijos de sus hijos tienen todas las papeleteas de mantener la borderlineidad familiar y necesitarán, por consiguiente, de personas inteligentes que trabajen para ellos? Si lo mira bien, verá que es una cuestión de supervivencia mutua, en cierto modo usted necesita que yo tenga un hijo también, que necesitarán sus descendientes de los míos para sobrevivir, jefe, y usted lo sabe, que por sí solos durarán menos que una piruleta a la puerta de un colegio, mis futuros descendientes serán los encargados de sacarles las castañas del fuego, de currar para que puedan seguir viviendo en fastuosos chalés y gastando unos mil quinientos euros mensuales en mantenerse monisimosdelamuerte.
Yo creo que visto así el tema no puede negarse jefe. Es por su propio interés. No sólo podrá presumir de tener en nómina a la primera abogada-madre-soltera-inseminada-heterosexual del sector, que eso da un toque diferencial de lo más chic indiscutible y singulariza esta nuestra casa respecto a las demás como sólo a usted le gusta eso de ser singular, con todo lo que eso les contará a todos sus competidores respecto a su capacidad económica, sino que está haciendo una inversión a largo plazo de las que nadie más puede imaginarse: estará cuidando por la perpetuación de la especie borderline, algo sólo comparable con la lucha por la superviviencia de una especie en extinción: la de la familia de usted.
Agradezco de antemano la decisión que sé que tomará, no me cabe ninguna duda. Es posible que hasta reconsidere mi postura antibautismo sólo para cumplir ese deseo que sé que tiene de ser el padrino de la que será, sin duda alguna, la mejor de todas sus inversiones de futuro.
© Glauka 2006 Revisión salarial: una inversión a largo plazo
(HE TENIDO MUSA: ISTHAR ES LA CULPABLE DE UN MÁS QUE PREDECIBLE DESPIDO)

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3.10.06

TU VIENTRE

TORSO
Sólo quiero lamerte, lamerte hasta que mi lengua desfallezca en esa carrera incansable que la lleva por tu boca, por dentro, por fuera, por tu cuello, mientras mis manos reconocen tu torso y ese calor conocido que hoy, ahora, no es el hogar que habitualmente encuentro en él, hoy se eriza al tacto de mis manos y tiembla cuando éstas, con avidez, buscan bajo el pantalón tu vientre. Sin detenerse siguen surcando tu cadera, tu cintura, tu espalda, arriba, abajo, en un afán de posesión que las hace forzar su tacto cada vez más ... y mi lengua quiere seguirlas, las sigue a otro ritmo, sedienta quizás, robándole el alma a lenguetazos, recogiendo lo que conoce de tu piel, esa temperatura que necesita reconocer para saciar su necesidad de tí.
Desciende mi lengua por tu pecho, por tu estómago, y casi sin darse cuenta me deja quieta, en cuclillas, frente a tí. Me izas pero mis piernas te aprisionan a la altura de tus rodillas. Mientras me levanto hasta quedar sentada en la silla, empujo tus caderas sobre la mesa, mirándote a esos ojos que llevas intentado cerrar los últimos minutos. Y acerco mis labios a ese vientre tuyo que me vuelve loca, tan loca como a tí loco el roce de mis labios sobre la piel fina que me espera allí, lo suficiente para ondular tu cuerpo buscando mis labios con tu sexo. Me gusta la sal que nace en ese trozo de tu vientre, caliente, palpitante, y sin embargo, dulce. Es ingenuo ese trozo de tí, justo ese que tiene piel de niño tan cercano al fuego. Esa piel que tú no entiendes qué poder ejerce sobre mí y cómo es que me hipnotiza, pero que yo siento tililar levísimamente bajo mi lengua con vida propia. Tu vientre.

Alargué tu espera. Tus ganas me gustan ansiosas, desbordadas, arrebatadas. Casi como tú.
© Tu vientre. 2006 Glauka

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2.10.06

VOCACIÓN MASOQUISTA

Mª Cecilia Camozzi en Sinestesia del Flamenco

Los instantes que merece ser vividos son, paradójicamente, los que dejan una estela de soledad y desamparo al irse.
©Glauka

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