Soy mujer trabajadora desde hace demasiados años ya (mejor no echo cuentas ;)), he vivido en pareja muchos años y, al parecer, había conseguido olvidar la doble jornada que en en caso de convivencia, por una razón extraña de una galaxia diferente a la que mi entender habita, se "chupa" la mujer, trabaje o no trabaje fuera del hogar. Aún así, aquel dolor de entonces (de cuando me tocaba la ración doble quiero decir) era un dolor propio, personal, inherente a una condición, la femenina, que revolvía las entrañas y quemaba en la boca del estómago, sí, pero ... pero era solucionable (te separas y se acaba el cuento de la chacha infeliz, sí).
Hoy duele, escuece, quema y requema hasta el ahogo porque alguien más "padece" esas consecuencias que la sociedad decide adjudicarle a la mujer que trabaja fuera de casa. Hoy hay un niño que pasa la mayor parte del día sin su madre porque ésta trabaja, y la sociedad en la que le ha tocado hacerlo, no tiene en cuenta esa eventualidad (que las trabajadoras sean madres) y que, en consecuencia, los horarios debieran ser otros ni que la conciliación deba ser algo más que una palabra llena de buenas intenciones de esas que se lleva el viento.
Hoy duele el día a celebrar porque yo no lo celebraría, yo más bien lo lloraría ... la mujer trabajadora es madre en un porcentaje bastante elevado de casos, lo que significa que sufre el hecho de ser "mujer trabajadora" precisamente porque es "madre", como si fuera incompatible, como si alguien hubiera decidido castigarla haciéndola elegir o, en caso de no hacerlo y ser tan tremendamente ambiciosa como para querer ambas cosas, "padecer" en ambas condiciones: "no disfrutarás ni de tu trabajo ni de tu hijo", en plan maldición gitana o mandato divino, que vienen a ser casi lo mismo, aunque sólo sea por el tonito al decirlo en voz alta.
Asique amigos, sintiéndolo muy mucho, me temo que yo hoy no estoy de celebración, estoy más bien de agonía-sin-fin comprendiendo, por fin, la sonrisita sarcástica de tantos hombres trabajadores, no machistas por supuesto, cuando les comuniqué que iba a ser madre. Al fin iba a tener lo mío, pensarían, al fin me las iban a dar a base de bien todas juntas.
Glauka (de luto)