Sigue la flecha

Un insomnio instalado en mi casa desde hace ya ni sé cuánto tiempo, pero de forma oficial desde hace un par de meses no se duerme más de cuatro horas por estos lares.
Un cansancio que ya véis, ni el blog es capaz de espabilármelo de encima.
Un hambre a ratos ¡Dios, qué hambre! que agujerea el estómago y el cerebro al mismo tiempo.
Un peso en el vientre que tal pareciera que la gravedad del planeta entero se hubiera concentrado allí.
Un nerviosismo plagadito de miedos varios que no me da la gana de mentar, pero que segurito segurito que os imagináis perfectamente.
Un emocionarse a lo estúpido que ni os cuento, porque me da vergüenza.
Un aumento de peso nada proporcinado a mi estado, cosas del atiborrarse de drogas varias.
Un mareo mañanero que me proporciona la mejor de las borracheras de gratis.
Un montón inmenso de pinchazos y los que me quedan, que entre la inyección diaria de aquí a un año más al menos y el mogollón de análisis, lo de pincharse ni duele ya.
¿Porqué?
¿Cómo que porqué?
Anda, despistao, mira a tu derecha.
(Y unas tetas que para sí las quisiera la Yola Berrocal, porque encima las mías, son naturales
Y -que os veo venir- una líbido congelada o disecada cuando menos ... menos mal)
Glauka
Etiquetas: EMBARAZO